Agricultura vs. Minería: el falso dilema de un país que olvida de qué vive
En el Perú contemporáneo, la confrontación entre agricultura y minería no es solo un dilema técnico: es la disputa simbólica entre dos proyectos de país. En un contexto donde las exportaciones minerales han sido glorificadas como motor de crecimiento, el olvido estructural de la agricultura revela una disonancia trágica: exportamos cobre e importamos cereales (EY Perú, 2024; Grados Smith, 2023).
1. Datos y realidades contrastantes
Agricultura: persistencia, vulnerabilidad y oportunidades desaprovechadas
En 2024, el sector agropecuario aportó aproximadamente el 4.6 % del PBI, movilizando cerca de S/ 16,800 millones y empleando al 24 % de la PEA —unos 4.3 millones de personas— (EY Perú, 2024). Tradicionalmente, el sector ha contribuido cerca del 6 % del PBI y más del 20 % del empleo total (Grados Smith, 2023). Sin embargo, enfrenta problemas estructurales: el 85 % de los agricultores cultiva parcelas de menos de 10 hectáreas; solo el 30 % de la superficie agrícola está bajo riego; apenas el 8 % recibe asistencia técnica; y solo el 10 % utiliza semillas de calidad (COEECI, s. f.). El cambio climático incrementa su vulnerabilidad, afectando especialmente a la agricultura de secano en regiones como Cusco, donde el acceso al riego se plantea como elemento clave de adaptación (CIES, 2023). Aun así, las exportaciones agrícolas muestran efectos positivos sobre el crecimiento económico en el corto y largo plazo (Mandujano-Allpocc et al., 2025).
Minería: poder exportador, tensiones ambientales y endeudamiento ecológico
La minería aporta entre el 15 % del PBI y hasta el 60 % de las exportaciones, y alrededor del 20 % de los ingresos fiscales (Aquino-Canchari et al., 2022). Sin embargo, los estudios demuestran que la renta extractiva no siempre se traduce en mejoras sostenibles del bienestar (Landa, 2017). Los pasivos ambientales —contaminación de aguas, suelos degradados y pérdida de biodiversidad— son elevados y de larga duración (Contaminación y pérdida de biodiversidad, 2024). La minería informal agrava estas externalidades, como evidencia la contaminación por mercurio en Madre de Dios (Osóres Plenge, 2012). Además, los conflictos sociales asociados a la minería persisten y ponen en evidencia procesos de mediación percibidos como poco legítimos por las comunidades (Quezada-Castro et al., 2025).
2. Crítica al paradigma extractivo
Convertir la minería en la palanca única del desarrollo es un atajo peligroso. Su naturaleza no renovable implica que, al agotarse o caer los precios internacionales, el país queda expuesto a volatilidad fiscal y dependencia de un mercado externo que no controla (Landa, 2017). En paralelo, la agricultura —aunque esencial para la soberanía alimentaria— ha sido relegada a un discurso asistencialista, víctima de inversión insuficiente en riego, crédito y transferencia tecnológica (COEECI, s. f.; CIES, 2023).
3. El falso dilema: integrar con justicia ecológica
El debate no es agricultura o minería, sino cómo combinar ambos sectores con límites ecológicos claros. La minería podría actuar como capital inicial para financiar una revolución agrícola si se establecen mecanismos como un fondo soberano que canalice las rentas extractivas hacia innovación y tecnología agraria (Mandujano-Allpocc et al., 2025). Sin embargo, esto exige regulaciones estrictas, consulta previa real, y políticas que prioricen la seguridad alimentaria por encima de la exportación de commodities.
4. Ejemplo emblemático
El caso de Tambogrande en Piura ilustra el límite social del modelo extractivo. En 2002, una consulta local rechazó masivamente la actividad minera en defensa de la agricultura, obligando al retiro de una concesión aurífera (Conflicto minero de Tambogrande, s. f.). Este episodio evidenció que las comunidades priorizan la permanencia del agua y la tierra frente a la renta efímera del mineral.
Conclusión
La minería promete crecimiento visible; la agricultura garantiza supervivencia y estabilidad. La minería es un préstamo de la geología; la agricultura es herencia viva. Mientras el país continúe celebrando cada tonelada de cobre sin invertir estratégicamente en soberanía alimentaria, seguirá cambiando pan por piedras brillantes (EY Perú, 2024; Landa, 2017).
Referencias
Aquino-Canchari, C. R., et al. (2022). Enfermedades ocupacionales en minería en el Perú, 2011-2020. Revista Científica, 3(3), 1–10.
COEECI. (s. f.). Problemática del agro en el Perú: Impactos a los agricultores y propuestas de acción. Coordinadora de Entidades Extranjeras de Cooperación Internacional.
Conflicto minero de Tambogrande. (s. f.). Wikipedia.
CIES. (2023). Impacto económico del cambio climático en la agricultura peruana. Consorcio de Investigación Económica y Social.
Contaminación y pérdida de biodiversidad. (2024). Pasivos ambientales por minería en el Perú. Revista Científica Peruana, 12(1), 45–62.
EY Perú. (2024). Informe sectorial agropecuario 2024. Ernst & Young Perú.
Grados Smith, P. (2023). La agricultura y su impacto en la economía peruana. Universidad de Lima.
Landa, Y. (2017). Renta extractiva y sostenibilidad débil en la minería del cobre en el Perú. Revista Problemas del Desarrollo, 48(190), 113–136.
Mandujano-Allpocc, A. C., Severino-González, P., Morales-Mejías, Y., Pérez-Dolarea, R., & Sarmiento-Peralta, G. (2025). Efecto de las exportaciones agrícolas sobre el crecimiento económico peruano. Globalization, Competitiveness & Governability Journal, 19(1), 87–105.
Osóres Plenge, F. (2012). Minería informal e ilegal y contaminación con mercurio en el Perú. Revista Peruana de Medicina Experimental y Salud Pública, 29(1), 92–98.
Quezada-Castro, G. A., et al. (2025). Percepción del tratamiento de conflictos mineros en el Perú. Revista Venezolana de Sociología, 31(1), 22–45.