El agua constituye un recurso estratégico para el desarrollo humano, económico y ambiental. En el Perú, país con grandes reservas hídricas distribuidas de manera desigual, la gestión del agua representa un desafío urgente frente a la presión de actividades extractivas, la expansión urbana desordenada y los efectos del cambio climático. Cajamarca, región caracterizada por su riqueza hídrica y minera, enfrenta tensiones entre la protección de ecosistemas y la explotación de recursos, lo que la convierte en un laboratorio vivo para analizar la sostenibilidad en la gestión del agua (Bebbington & Williams, 2008).

La gestión integrada del recurso hídrico (GIRH) se entiende como un proceso que promueve la coordinación del desarrollo y la gestión del agua, la tierra y los recursos relacionados con el fin de maximizar el bienestar económico y social sin comprometer la sostenibilidad de los ecosistemas (GWP, 2000). En el Perú, la Ley de Recursos Hídricos (Ley N.º 29338) establece principios de sostenibilidad, participación y cuenca como unidad de gestión.

A nivel internacional, el Perú ha suscrito compromisos como los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), destacando el ODS 6 (agua limpia y saneamiento) y el ODS 13 (acción por el clima), que enmarcan la gestión hídrica en una visión global de sostenibilidad (ONU, 2015).

En el Perú

A pesar de ser uno de los países con mayor disponibilidad de agua en América Latina, el Perú enfrenta problemas de inequidad: mientras en la Amazonía la oferta hídrica es abundante, en la costa la escasez afecta a millones de personas. Según la SUNASS (2023), el 9 % de la población urbana aún carece de acceso a agua potable segura, y en zonas rurales esta cifra se incrementa al 25 %. La contaminación de ríos y lagunas por relaves mineros e industrias agroexportadoras agrava la crisis ambiental.

En Cajamarca

Cajamarca posee cabeceras de cuenca fundamentales para si, la costa y selva, pero enfrenta problemas críticos: pérdida de bofedales y páramos, deforestación y contaminación minera. El 70 % de sus centros poblados rurales tienen dificultades de acceso continuo a agua potable (ANA, 2022). Sin embargo, la región conserva prácticas ancestrales como las amunas y canales prehispánicos de Cumbemayo, que representan modelos sostenibles de manejo comunitario del agua (Bernex, 2017).

Retos principales

Gobernanza hídrica: coordinación débil entre el Estado, empresas y comunidades.

Cambio climático: sequías más prolongadas y lluvias extremas que afectan a la agricultura y a los ecosistemas.

Protección ecosistémica: degradación de páramos y bofedales que son fuentes reguladoras de agua.

Educación ambiental: baja conciencia ciudadana sobre el uso eficiente del agua.

Innovación tecnológica: insuficiente implementación de soluciones basadas en ciencia e inteligencia artificial para monitoreo hídrico.

Estrategias y propuestas

A nivel nacional: fortalecer a la Autoridad Nacional del Agua, ampliar la infraestructura de almacenamiento y tratamiento, e incentivar la economía circular del agua (Chávez Alvarrán, 2023).

En Cajamarca: promover proyectos piloto de ciudad esponja, combinar infraestructura verde (reforestación, humedales artificiales) y gris (reservorios, plantas de tratamiento), e integrar saberes ancestrales con nuevas tecnologías de monitoreo (sensores, telemetría, IA).

Educación y participación: programas de formación comunitaria y universitaria para la cultura del agua.

Investigación aplicada: alianzas entre universidades, gobiernos locales y comunidades para diseñar soluciones sostenibles y replicables en otras regiones.

Casos ejemplares

Cumbemayo (Cajamarca, Perú): red hidráulica preincaica que demuestra la sabiduría ancestral en el manejo del agua (Gutiérrez, 2019).

Ciudades esponja en China: estrategia liderada por Kongjian Yu, que busca infiltrar y reutilizar el agua de lluvia, replicable en ciudades andinas (Yu, 2015).

Cuencas en Chile: experiencia de gobernanza hídrica descentralizada con participación de juntas de regantes y comunidades locales (Dourojeanni, 2020).

Recomendaciones

Articular políticas públicas nacionales con gestión territorial local.

Implementar proyectos de ciudad esponja en Cajamarca como modelo de adaptación climática.

Reforzar la educación ambiental en todos los niveles.

Fomentar la investigación aplicada en gestión hídrica sostenible.

Promover un pacto social por el agua que garantice equidad, sostenibilidad y justicia ambiental.

Conclusiones

El agua, más que un recurso, es un derecho humano y un eje de sostenibilidad territorial. Su gestión en el Perú, y particularmente en Cajamarca, exige un equilibrio entre desarrollo económico y cuidado de los ecosistemas. Apostar por la innovación, la participación ciudadana y la integración de saberes ancestrales con la ciencia moderna es el camino para garantizar la seguridad hídrica y ambiental de las generaciones presentes y futuras.

Referencias

ANA. (2022). Informe sobre la gestión del agua en regiones altoandinas. Lima: Autoridad Nacional del Agua.

Bebbington, A., & Williams, M. (2008). Water and mining conflicts in Peru. Mountain Research and Development, 28(3), 190-195.

Bernex, N. (2017). Saberes ancestrales y gestión del agua en los Andes peruanos. Lima: PUCP.

Chávez Alvarrán, F. V. (2023). Economía circular del agua: transformando el futuro hídrico. Foro Económico del Perú.

Dourojeanni, A. (2020). Gobernanza de cuencas en América Latina: desafíos y aprendizajes. Revista de Gestión Ambiental, 26(1), 45-62.

Gutiérrez, R. (2019). Los canales de Cumbemayo: ingeniería hidráulica ancestral. Boletín de la Sociedad Geográfica de Lima, 132(2), 55-68.

GWP. (2000). Integrated Water Resources Management. Global Water Partnership.

ONU. (2015). Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. Naciones Unidas.

SUNASS. (2023). Acceso a agua potable en el Perú: avances y retos. Lima: Superintendencia Nacional de Servicios de Saneamiento.

Yu, K. (2015). Sponge city: theory and practice. Landscape Architecture Frontiers, 3(4), 18-27.