Plan Anticrisis (1), para los mas pobres

Suele ocurrir que ante las crisis económicas de los países, los gobiernos buscan salir de ellas, cuanto antes, y después de haber oído, leído y examinado con atención las propuestas anti crisis, desde el salvataje a grandes empresas y la inversión en obras públicas, debemos expresar todo un deseo de hacer que los excluidos también participen en la ejecución de éstas últimas, o en proyectos que signifiquen desarrollo de capacidades; para que recuperen su calidad y dignidad humanas, y por cierto, lo hagan a través de mecanismos que son exigidos para optar por el crecimiento y no solamente por la sobrevivencia.

Recorrer esos caminos en función de atender demandas de quienes sienten la ausencia del Estado, implica un planeamiento cuidadoso, un diseño integrador, transparente y de participación colectiva.

Los programas con contenido social que se apliquen en cada país deben buscar además del desarrollo de capacidades, el fomento de emprendimientos que permitan su sostenibilidad duradera, usando herramientas y tecnologías de última generación.

Es la exigencia de los mercados aquella que marca la pauta y, sin duda, en Perú o en cualquier país, no se puede esperar que los agentes externos, aquellos que determinan la presión para la competitividad, vengan a planear, diseñar, ejecutar, supervisar y gerenciar aquellos programas y proyectos necesarios para la inclusión de los excluidos.

Debemos entender que la formulación de una política de Estado, más aún, cuando está dirigida a sectores en carencia de recursos materiales, es interés de todos; principalmente de quienes de una u otra forma, con más o menos intensidad, hemos tenido la oportunidad que a otros les fue negada.

“Ejecución de infraestructura de reconversión agrícola como proyecto social y productivo para atacar la pobreza en sus raíces”…logrando la reconversión de miles de hectáreas para la obtención de nuevos productos para la exportación. Si en ello, se consigue un porcentaje más en la producción agrícola actual y estimulamos la participación privada para activar dicha producción en tierras de descanso o no trabajadas, se habrá ampliado el empleo, así como el ingreso del campesino.

Son diversas formas con las que se convoca la participación en la cual todas las partes ganan. En esa visión está sin duda la aseveración de ampliar el empleo y los ingresos campesinos, el solo hecho de agregar o hacer crecer la frontera agrícola y diversificar la producción exportable nos hacen ver la mayor demanda de empleo, de mano de obra calificada y no calificada, demanda de mayores y nuevas herramientas y de nueva maquinaria, – independientemente de quien sea el inversor-, no solamente para arar la tierra y prepararla para el cultivo; también para optimizar el recurso hídrico, mejorar los terrenos, usar nuevas tecnologías de producción, etc.

Toda esa nueva infraestructura que se debe crear, mejorar y mantener obliga mirar una perspectiva de competitividad, para que sea fructífera y no desilusión, hacerla no debe escatimar calidad y cantidad necesarias, el país adentro lo necesita.

Con la inversión a utilizar se mueve la economía, sobre todo si es en la actividad agrícola, ya que ésta insume gran cantidad de mano de obra local, técnica y también profesional.

La timidez de caer en inflación por alentar crecimiento, sobre todo del empleo, debiera mirarse entendiendo las recesiones que se combaten sencillamente emitiendo dinero, mirando el sector real, y que muchas veces han resuelto contracciones importantes que cercenan producción y por tanto empleo y allí es donde se deben privilegiar las políticas sociales, ya que todo abandono en ese sentido es sencillamente denigrar a las personas en lo más hondo de su ser.

Transformación Estructural

Entonces, vemos que la reconversión agrícola es para todos: es para el agricultor, para el tenedor de la tierra, para el inversor, para el empresario, para quien vende maquinaria y sistemas de riego o herramientas, para el que provee servicios conexos, para el obrero, para el técnico y para el profesional, para quien desarrolla actividades afines y/o colaterales.

Es una propuesta con contenido económico y social y será más o menos eficiente si en su aplicación se usan adecuados modelos o estrategias.

Se puede hacer.

Fomentar actividades de ganadería y acuicultura, añade actividades productivas que dan empleo y generan ingresos, sus dimensiones y buen manejo hacen crecer la economía y lo que de ella se desprende, basta mirar a Argentina y su exportación de carnes y cueros o la producción de conservas de pescado de agua dulce en España o la misma Argentina.

Nosotros podemos, si pensamos en el desarrollo y producción de ganado vacuno mejorado, de carne o leche, producción de derivados de leche, cueros, carne y fibras de auquénidos y ovinos, agregar productos envasados de truchas, tilapia y otras especies; añadiéndoles valor.

Si el Estado permite un uso adecuado de los recursos, facilitando el acceso al crédito, con tasas de interés manejables, simplificando procesos administrativos, propiciando la inversión y premiándola; todo emprendimiento habrá resuelto sin duda gran parte de la expectativa nacional. Pero requerimos, sin embargo, tener muy claro el objetivo u objetivos que se pretenden alcanzar.

“Miremos las cosas desde otra perspectiva, si no hay producción por el hecho de falta de empresas locales, en el campo, esa falta empuja el factor trabajo –mano de obra en general- hacia sectores donde su valor es aquel que imponga un mercado “manipulado” por buscar “cholo barato” con la gran justificación de que ese es el precio del mercado, situación que naturalmente hay que combatir con energía”.

Un ejercicio mental

A continuación se propone la estructura de costos de un proyecto cuyo valor promedio oscilará en los S/. 300,000 Nuevos Soles, este proyecto contendrá entre 10 a 15 sub proyectos, los prioritarios para una micro cuenca o cuenca; el número total de proyectos que se decida estará en función de la existencia de los recursos, lo que hará un programa, cuya extensión dependerá del número de poblaciones a atender.

Si hay reservas dinerarias y estas se pueden invertir, porque no hacerlo bajo un programa nacional, con compromiso descentralizador, orientado hacia el empleo y la producción, que además de ingresos, dé dignidad a las poblaciones en intervención, se trata de mirar aquello que ya funcionó en el país y sobre la base de esta experiencia, nutrir un programa que contemple empleo directo e infraestructura básica para el ámbito rural, sabiendo además que este tipo de proyectos insume gran cantidad de empleo profesional y técnico.

No pretendemos dar la solución “clavada” al problema que significa la pobreza, seria arrogante, proponemos una esperanza que vista en números es más o menos así:

Pensemos que en un arranque de justicia el Estado decide otorgar una asignación de S/. 300,000.00 Nuevos Soles a cada comunidad en situación de pobreza o de extrema pobreza y que esta cantidad nos permite –como que es cierto y se puede demostrar- hacer entre 10 a 15 sub proyectos u obras comunitarias: riego tecnificado, mejoramiento de suelos, mejoramiento de caminos rurales, represamientos pequeños, sistemas de agua potable rural, redes secundarias de electrificación, mejoramiento de postas medicas, locales comunales, aulas, proyectos productivos encadenados, ampliación de frontera agrícola rural, etc.

Pagando empleo, por lo menos seis meses, de manera rotativa, pongamos atención en lo que hay que invertir, cómo y en qué proporción.

Siga leyéndonos, en la próxima entrega, la propuesta sobre infraestructura del transporte intermodal.

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