¿Gestión del Riesgo de Desastres? ¿Se ha implementado?

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¿Se ha preguntado cuanto pierde el Estado por los desastres en el Perú? ¿Podemos evitar mayores pérdidas de vidas humanas y económicas?

Si podemos, hay que gestionar, nada del otro mundo, implementar los planes, aplicarlos, explicarlos, veamos:

Perspectiva de la Gestión del Riesgo de Desastres

Los desastres, por mucho tiempo, han sido vistos desde diverso punto de vista o enfoque:

Aquel enfoque centrado en el desastre, como daño físico, económico y social; causado por un evento natural o antrópico, que precisa atención y respuesta para superar el hecho.

O el enfoque del desastre visto como fenómeno eminentemente natural y peligroso, difícil de prevenir y controlar.

Un enfoque que considera a los desastres como agresiones externas contra los seres humanos a quienes no les queda sino enfrentarse o responder.

El enfoque que ve el desastre como suceso aislado, detenido en el tiempo, a cual se le asigna un antes, un durante y un después; y que, como hechos cumplidos volverán a suceder. Vistos como producto y no como proceso.

Pero qué pasa si orientamos el análisis con base en un enfoque diferente y, en lugar de mirar el desastre visualizamos las causas y factores que lo generan; entonces veremos además del desastre personas, ciudades y producción.

Ahora, concentremos la atención en el riesgo, que presentan las poblaciones, ciudades y la producción misma; miremos los factores que determinan estas condiciones de riesgo para así evitar que se materialicen convirtiéndose en desastres. Nuestra perspectiva se amplia y obtenemos una visión más amplia al mirar que nuestras poblaciones, nuestras ciudades y nuestra producción; son escenarios de riesgo, que se construyen “continuamente” por la acumulación de amenazas y vulnerabilidades. Estos factores de temporalidad “continuamente” constituyen procesos en la medida que transcurre el mismo proceso de desarrollo de poblaciones, ciudades y producción.

Si esto es así, las acciones y formas de intervención deben priorizar y estar dirigidas a la transformación de las condiciones de riesgo,con la finalidad de dar un tratamiento adecuado a la ocurrencia de futuros desastres o consecuencias.

En otras palabras, se trata de hacer prevención, mitigación y manejo de desastres, de una manera ordenada y correlativa; realizando acciones coherentes y previas para hacer estimación del riesgo, luego reducción del riesgo; si ocurre un desastre dar respuesta, para luego remediar la situación con la reconstrucción utilizando también y de manera transversal, mecanismos de gestión financiera.

Esta manera alternativa de ver las cosas, es el enfoque de GESTION DEL RIESGO, enfoque en el cual debemos CONCERTAR, planificando y estableciendo ESTRATEGIAS que nos permitan afrontar situaciones indeseadas que hacen mucho daño, que cuestan vidas y producción.

La concientización sobre el tema, a nivel internacional, ha estado acompañada de un cambio de enfoque en el que ha ido cobrando cada vez mayor importancia, la intervención oportuna sobre el riesgo y sus causas, tanto en términos prospectivos -o de prevención-, como en términos correctivos -o de mitigación-.

Al conjunto de políticas, instrumentos y medidas orientadas a la previsión, la reducción y el control permanente de los factores de riesgo de desastre en la sociedad, se le ha denominado: Gestión del Riesgo y comprende las actividades de Prevención, Mitigación y Preparación (ex ante), así como las de Atención y Rehabilitación (ex post), y tiene como objetivo articular los diferentes tipos de intervención, dándole un papel principal al desarrollo de las políticas de reducción del riesgo que en el largo plazo conduzcan a disminuir de manera significativa la ocurrencia de desastres.

La gestión del riesgo prospectiva busca anticiparse a la configuración del riesgo futuro que, integrada a los procesos de desarrollo y a la planificación del territorio –ordenamiento territorial-, exige a los nuevos programas y proyectos incorporar criterios que consideren: las condiciones de peligro/amenaza y vulnerabilidad.

La planificación del uso del suelo, las restricciones y potencialidades del mismo, el adecuado manejo ambiental para nuevos proyectos de infraestructura, y la reconversión de actividades productivas en el marco de la sostenibilidad, se conciben como acciones prospectivas de gestión del riesgo.

La gestión del riesgo correctiva o compensatoria, se fundamenta en la reducción de la vulnerabilidad y de las amenazas que existen en el territorio, como producto de una acumulación histórica de patrones de desarrollo no adecuados al entorno. Las intervenciones compensatorias como el reforzamiento de infraestructura, la estabilización de taludes y la reubicación de viviendas, entre otros, son necesarias para reducir el riesgo existente.

Los procesos de reducción de riesgos requieren para su gestión, horizontes de tiempo de mediano y largo plazo; por ello, paralelamente, es preciso apoyar el fortalecimiento de las capacidades institucionales y de la población para una eficiente respuesta en caso de desastre, lo que se constituye en la gestión del riesgo reactiva. En este sentido, se desarrollan actividades como: la planificación de la respuesta, la generación de sistemas de alerta y el fortalecimiento de capacidades.

En conclusión, la tarea de hacer una efectiva gestión del riesgo va de la mano con la tarea de hacer una eficiente gestión ambiental y, en términos más generales una gestión sostenible del desarrollo, para lo cual la planificación se constituye en un instrumento básico de vital importancia.

Entonces, tenemos ahora una nueva concepción que explica  la Gestión del Riesgo de Desastres, desde la perspectiva de transformación de condiciones de riesgo o generación de causas de los desastres y como minimizarlos o suprimirlos, es pertinente mirar una forma diferente de atender esa concepción; la gestión por procesos, pero de eso nos ocuparemos en otro artículo.

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