¿Y por qué no 12 cantatas al año?

Francisco Valdemar Chávez Alvarrán*

De un tiempo a esta parte leo y escucho, con sorpresa, opiniones que van desde el desaliento hasta el ninguneo, por un producto que aún no ha sido probado y que solamente es juzgado por su nombre, sin conocer de el; y esto ya se parece más, a una cuestión de medir fuerzas, ya que siendo un tema diferente (La Cantata) es visto como tema político, desde una visión distinta a la de su concepción.

¡Hablemos claro! Discutamos ideas, aceptemos criticas pero recibamos aportes, (¡ahí los quiero ver!)

La Cantata es una actividad –evento- que inicia un producto con características particulares y que básicamente –y desde mi punto de vista- busca generar una movilidad de la economía local con perspectiva de alcance regional, nacional y por que no, internacional. Punto!

Sin embargo, hemos podido apreciar, lean bien y digo apreciar; que voces entendidas en diversas especialidades –con todo derecho- han hecho, (des) calificaciones sesgadas y “orientadas” a su especialidad, sin mirar que, de lo que se trata, es de “recrear imaginativamente” un aspecto anterior, histórico y aunque penoso, este se dio y que es base para construir crónicas e historia (¿o vamos a discutir si un cronista o historiador estuvo o no presente en el lugar de los hechos y su relato es casi una evidencia fílmica? No pues, ya que eso se constituye en insumo para lograr otras creaciones y sobre ellas se pueden generar diversos títulos, escenificaciones y teatralizaciones. Así se hacen las creaciones de cine, creaciones literarias en sus diversos géneros,  y las de teatro;  las mismas que cuando van acompañadas de composiciones musicales nos transportan a vivir el arte, como fuentes de esparcimiento y que, además, se constituyen en industrias muy bien aprovechadas en otras regiones y países. O ¿alguien podría negar que el Inti Raymi es una fuente de ingresos económicos para el Cusco? ¿Y saben como empezó?; igualmente podríamos referirnos a Broadway y sus actividades creativas de teatro que se constituyen en instrumentos para captar ingentes recursos económicos locales o provenientes del turismo o bien podríamos hablar de Hollywood como la meca del cine y su infinita producción de películas que aportan millones de millones a la economía de los Estados Unidos de Norteamérica.

Cajamarca ha dejado de ser el destino obligado de las fiestas del Carnaval, ahí hay que poner empeño, buena planificación y mejor implementación y los cajamarquinos debemos apoyar toda idea o emprendimiento que busque su mejora, recuperar el prestigio de nuestra fiesta y hacer que este atractivo mueva la economía local, es urgente.

Quedarse entrampado en discutir un nombre o un concepto y no mirar que de manera urgente se requiere dinamizar la economía de nuestros pueblos es “achicar” el panorama creativo, de sentido común, económico y social, debemos desarrollar no una sino doce cantatas, una por mes y dinamizar fuertemente la economía de nuestra gente. El turismo y la asistencia masiva a eventos de esta naturaleza “recreacional, creativos e impulsores económicos” son saludables, generarán empleo e ingresos: transportes, restaurantes, hoteles y sus correspondientes operadores mejorarán las situaciones de estrés económico actuales. Es prioritario.

Si se planifica, formula y desarrolla una actividad – producto, emprendimiento o proyecto– con la finalidad de impulsar economía local, hay que mirar en ese sentido, con esa visión, con ese objetivo, con ese fin, es decir si se hace ese proyecto es para eso. 

Una de la funciones de un gobierno –municipal, regional o nacional- es fomentar e impulsar el desarrollo económico de su jurisdicción y para ello debe valerse de instrumentos, acciones, actividades, proyectos y programas  y sobre todo de  estrategias que resuelvan situaciones problemáticas como las que actualmente se vive en Cajamarca (una recesión económica que amenaza los ingresos de la población).

En este estado de cosas, diversificar la economía es una obligación que hay que impulsar fuertemente, el sector privado –inversor-  debe hacerlo como parte de su responsabilidad social empresarial y el sector público, sirviendo de palanca para ese cambio, aún con pequeños aportes dinerarios, ¡Hay que hacerlo!

Y aunque la promoción de la primera de las “Cantatas” aún no es la ideal, hay que agradecer a los medios y a sus comentarios, malos y buenos, hoy ya se tiene en el imaginario popular un proyecto –evento o actividad- al cual se le ha denominado “Cantata Caxamarca” y por ello hay que apoyar,  asistir, es el inicio, que tenga larga vida, que prometa ser una de las doce cantatas y más que se necesitan, que tenga éxito: por Cajamarca, por nuestra gente, por el Perú.

*Cajamarquino, Economista, Docente Universitario con especialidades en Investigación de Mercados, Comercio Internacional, Proyectos de Inversión, Planeamiento Estratégico y Desarrollo Local.
Secretario Nacional de Asuntos Gremiales,  Científicos y Académicos del Colegio de Economistas del Perú.

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