Francisco Valdemar Chávez Alvarrán valdemarperu@gmail.com
Como docentes nos interesa sobremanera conseguir que nuestros alumnos aprendan, es decir, concentramos nuestro esfuerzo de enseñanza en el aprendizaje, tema nada nuevo, pero si a ello le añadimos innovación, en la idea de agregar circunstancias de aprendizaje enfocados en el ser del estudiante, mejoramos ese ser. Sin embargo, hemos apreciado que existen muchas diferencias en la forma como reciben ese esfuerzo innovador que trata de mejorar la calidad y cantidad de aprendizaje de nuestros alumnos. Nosotros enseñamos para todos; sin embargo, el resultado no siempre responde a nuestras expectativas y a nuestros esfuerzos. ¿Qué es lo que hace que existan tantas diferencias entre unos alumnos y otros?, ¿qué diferencia a los buenos estudiantes de los que no lo son tanto?
Son variadas las causas de estas diferencias: inteligencia, personalidad, conocimientos previos, motivación, etc. Sin embargo, está demostrado que una de las causas más importantes, son la cantidad y calidad de las estrategias que los alumnos ponen en juego cuando aprenden, las que provienen del educador y las propias.
Que los alumnos pongan en marcha las llamadas estrategias de aprendizaje no es algo que surge espontáneamente, necesitan una enseñanza intencionada. Por este motivo han surgido en los últimos tiempos propuestas que, bajo el título de enseñar a aprender, aprender a aprender o enseñar a pensar, intentan formar a profesores y alumnos en este tipo de aprendizaje. Pero, ¿qué
son las estrategias de aprendizaje?, ¿es lo mismo estrategias de aprendizaje que técnicas de estudio?, ¿cuáles son las estrategias que el alumno debe conocer para realizar adecuadamente la mayoría de las actividades escolares? Tal vez la respuesta sea: Innovando educación.
Dice (Senge, 2002) sobre “Cultivar aspiraciones y conciencia individual”:
Cuando los que están en el ramo de la educación empiezan a aprender sobre las cinco disciplinas, les atrae el dominio personal. Ven su potencial en la clase, la escuela y la comunidad. Saben que el aprendizaje no es duradero a menos que lo inspiren el propio ardiente interés y curiosidad del aprendiz; lo cual a su vez significa que los aprendices tienen que ver adonde quieren ir y precisar dónde está.
Como podemos colegir, el concepto cultivar implica de por si un desarrollo imaginativo, en procura de obtener el mayor provecho y en una amplia visión de futuro: aspiraciones, como visión del ámbito externo; y conciencia individual, como expansión del ámbito interno.
Como es, en una frase, provocadora, encontramos la suficiente materia para dar rienda suelta a aquello que es la base misma de la subsistencia del ser, innovar, para crecer.
Continúa (Senge, 2002), en su misma obra:
Las escuelas y otras organizaciones desempeñan un papel clave en esta disciplina, creando un ambiente en el cual todos puedan reflexionar sobre su visión, fijando un compromiso organizacional con la verdad donde sea posible y evitando tomar posiciones (explícitas o implícitas) sobre lo que otras personas, incluso los niños, deben desear o cómo deberían ver el mundo. ¿Qué es lo que más querernos hacer y llegar a ser? y ¿Qué es lo que nos parece que el mundo nos está llamando a que hagamos o seamos? Elegir, escoger las acciones y resultados que lo han de llevar a uno a su destino es un acto de valor.
No se necesita ningún ejercicio formal de elección. Elija en la forma que más se le acomode, ya sea delante de un grupo o de una sola persona, o ante un espejo. Puede ser tan sencillo como volver sobre las notas que tornó de los elementos de su visión y elegir aquél para el cual esté preparado. Dígase formalmente a sí mismo las palabras «Elijo…» y complete la frase. Puede sentarse con un colega o un amigo de confianza y exponer ante ellos su elección. O tal vez prefiera la soledad. Una vez que haya elegido, la visión pasa a ser parte de usted, lleve a donde lleve.
Elegir es mucho más poderoso que decir: “Quiero tal cosa», aun cuando la visión sea exactamente la misma. Cualquier decisión capaz de cambiar la vida, un matrimonio, la decisión de traer al mundo una criatura o la elección de una visión personal evoca un sentido de custodia. Uno se convierte en siervo de la visión que ha elegido, socio en el proceso de hacer que cobre vida.
Cuando uno hace conscientemente una elección, se sintoniza en todos los aspectos con las oportunidades que se le han presentado; está más dispuesto a correr riesgos y a juzgarlos con más claridad. Y está más resuelto a acercarse más a su visión.
Al acercarse a ella, ya sea como individuo o en la escuela, la comunidad u otra organización, la práctica de dominio personal lo sigue impulsando a fijar metas más altas; sigue expandiendo y profundizando su visión y se exige más sí mismo.
Senge, con claridad absoluta asevera sobre el carácter integral y sistémico de las organizaciones educativas, conformadas por seres humanos interesados en el desarrollo de capacidades, no discrimina, más bien perfila un sentido de cómo manejar y administrar las decisiones, involucra y remece, genera conciencia crítica a la vez que invita, implica a la creatividad colectiva.
Hablar de educación involucra la utilización de estrategias, métodos y recursos didácticos adecuados para la transmisión de los contenidos, para ello es fundamental que nuestros alumnos mediante la innovación educativa construyan un aprendizaje significativo, para captar información, renovar sus ideas y resolver los problemas que se les presenten en su vida cotidiana lo que actualmente conocemos como competencias, es decir lograr que el alumno sea competitivo en un mundo cada vez más demandante de profesionales especializados.
Innovar en el aspecto educativo, pasa por construir inteligencias creadoras respecto de problemas que hay que resolver y que son producidos por la modernidad, innovar creando soluciones ingeniosas o apelando a aquellas que siendo anteriores se nutren de valor para dar respuesta a esos problemas.
No es fácil, no debe serlo, sin embargo, desde la vertiente del educador, uno muchas veces se enfrenta con deficiencias materiales que hay que superar, falta de objetos materiales o la deficiencia en los servicios. Y aquí también debe ocurrir el innovar como estrategia en la didáctica, concurrente en practicar soluciones para ello y que los estudiantes deben apreciar y mirar, para seguir despertando su imaginación.
La innovación nos invita como docentes, alumnos y comunidad a pensar nuevas formas de enseñar y aprender sistemática e integralmente, el constructo debe involucrar a todos. Sin embargo, la tecnología e innovación nos produce resistencia al cambio por temor a fracasar o a experimentar cosas que nunca hemos hecho en la práctica, pasando por un proceso de adaptación y asimilación de las necesidades del alumno y en vanguardia con las exigencias sociales. Por ejemplo, el implementar aulas virtuales que den soporte adicional al proceso de enseñanza y aprendizaje, espacios que están disponibles a cualquier hora del día o de la noche y solamente al alcance de un clic, donde haya una computadora, una tableta o un teléfono inteligente conectados al internet. Ver (Chávez, 2016)
Así lo hemos entendido y vaya que cuesta trabajo, pero, que sería de la persona sin la innovación; estaríamos destinados a desaparecer, innovar es volver a vivir, es continuar, es reinventarse y todo ello es un reto.
La innovación debe ir precedida de la investigación, sí, pero con sentido en la realidad, incluyendo todos los aspectos que nos rodean, es decir mirando de cerca el estado de la comunidad y de sus necesidades, la prospección ayuda, pero hay que sincerar aquellas situaciones que presentan aversión al cambio, indagar lo que contiene un iceberg debajo del agua, con un claro compromiso en nuestra tarea de educar con un alto contenido de imaginación que permita estrategia y táctica como elementos disparadores de curiosidad y ganas del estudiante. La innovación implica cambios no solo de manera particular si no general en el sistema educativo desde los diseños curriculares que inmiscuyan la relación teoría- practica, rescatando aquellos criterios que implican darlo todo para cambiar modelos y estructuras obsoletas y probadamente fracasadas; invirtiendo generosamente en todo el sistema educativo, privilegiando la escuela pública, sin que esto signifique que su manejo puede o no ser ejercido por especialistas privados, haciendo que cada escuela, colegio o institución educativa, reúna condiciones de excelencia, los COAR son una aproximación, pero no es suficiente, debajo de éste iceberg hay mucho que apreciar, y por cierto, falta innovar.
A manera de conclusión podemos decir es necesario establecer modelos educativos innovadores que permitan que todos los actores involucrados en la educación, estudiantes, la razón de ser; educadores y familia, participen integralmente, ello definirá una educación de calidad, con compromiso e integradora, práctica, competitiva y con base en ideas nuevas, caso contrario ¿de qué innovación estamos hablando?
Referencias
Chávez, V. (agosto de 2016). Peruvia Academy of Economics / Academia Peruana de Economía. Obtenido de Aula Virtual Universitaria http://econperu.com/AULAECON/login/index.php: http://www.econperu.com/
Senge, P. (2002). La fuente de la quinta disciplina, escuelas que aprenden. (A. De Marco, Ed.) RESEÑAS, 219-220.