DENGUE, CAMBIO CLIMATICO, INUNDADOS SIN PREVENCIÓN

El dengue es una enfermedad viral transmitida por mosquitos, principalmente el Aedes aegypti. El cambio climático puede influir en la propagación y el impacto del dengue epidémico de varias maneras. A continuación, te proporcionamos información sobre la relación entre el dengue epidémico y el cambio climático:

El cambio climático puede alterar el rango geográfico de los mosquitos transmisores del dengue. Las temperaturas más cálidas pueden permitir que los mosquitos sobrevivan y se reproduzcan en áreas donde antes no eran viables. Esto podría llevar a la propagación del dengue en regiones previamente libres de la enfermedad.

Las condiciones climáticas favorables, como temperaturas más cálidas y lluvias abundantes, pueden acelerar el ciclo de vida del mosquito y aumentar su actividad. Los mosquitos tienen una mayor capacidad de reproducción en ambientes cálidos, lo que podría provocar un aumento en la población de mosquitos transmisores del dengue.

El cambio climático puede alterar los patrones de lluvia, lo que a su vez puede influir en la propagación del dengue. Las precipitaciones intensas seguidas de períodos de sequía pueden crear condiciones propicias para la reproducción de mosquitos en recipientes de agua estancada, como neumáticos viejos, recipientes abandonados o charcos. Esto aumenta el riesgo de criaderos de mosquitos y, por lo tanto, de transmisión de dengue.

El cambio climático también puede influir en los patrones de movilidad humana. En áreas donde el dengue es endémico, las personas pueden verse obligadas a migrar debido a desastres naturales relacionados con el cambio climático, como inundaciones o sequías prolongadas. Esto puede llevar a la propagación del dengue a nuevas áreas donde las personas no tienen inmunidad previa, lo que aumenta el riesgo de epidemias.

Es importante destacar que el cambio climático no es el único factor que influye en la propagación del dengue epidémico. Factores socioeconómicos, desordenada, falta de acceso a servicios de salud y falta de conciencia pública sobre medidas de prevención de urbanización también desempeñan un papel importante.

Para combatir el dengue, es crucial implementar estrategias integrales que aborden tanto los factores ambientales como los sociales. Estas estrategias incluyen el control de los mosquitos, la eliminación de criaderos de mosquitos, la promoción de medidas de protección personal, la mejora de la infraestructura sanitaria y la educación de la población sobre la prevención del dengue.

Eventos ligados al cambio climático tienen relación con el fenómeno del Niño, y en ese sentido, urge y debió hacerse, ayer, la limpieza y descolmatación de cauces de ríos y cuerpos de agua como medida importante para reducir el impacto de eventos climáticos extremos, que pueden causar fuertes lluvias e inundaciones.

Durante el evento de El Niño, las precipitaciones pueden aumentar significativamente, lo que aumenta el riesgo de inundaciones. Los cauces de ríos y arroyos suelen ser los canales naturales por los que fluye el agua durante las lluvias intensas. Si estos cauces están obstruidos por sedimentos, vegetación o desechos, el flujo del agua se ve restringido, lo que aumenta el riesgo de desbordamientos e inundaciones. La limpieza y descolmatación de estos cauces ayuda a mantener un flujo adecuado del agua y reduce la posibilidad de inundaciones y si hay inundaciones existe la posibilidad de proliferación del vector del dengue.

Las inundaciones causadas por El Niño pueden dañar la infraestructura, como puentes, carreteras, viviendas y producción, que se encuentran cerca de los cauces de los ríos. Si falla la prevención o es tardía, entonces estamos en serios problemas.

La prevención como concepto toca toda actividad y cuando hablamos de desarrollo de la gestión del riesgo de desastres, nos estamos refiriendo a la forma de encarar aspectos que tienen que ver con el desarrollo sostenible nuestro, de nuestro país, como objetivo económico y social; personal y de los gobiernos.

Aplicar herramientas que nos conduzcan a obtener resultados satisfactorios para ese desarrollo sostenible, implica necesariamente introducir como variable de obligatorio cumplimiento, la prevención; eje transversal en la implantación de un programa, un proyecto, acción o tarea.

El costo social y económico, producto de la improvisación o de la omisión de la prevención; concurre en pérdida de vidas humanas y de la producción en general, lo que se traduce en menoscabo para cada persona, localidad, región o país.

Muchas veces la ausencia de actividades, planes o tareas de prevención, que debieran ser de obligatorio cumplimiento, concurrentes con los temas de planificación y de inversión, generan elevadísimos costos, que perjudican el presupuesto público o privado, solamente por la falta de previsión.

En nuestro país tenemos un sin número de ejemplos dolorosos y muy costosos, y a pesar de las leyes, recomendaciones y de cuanto nos empeñemos en prevención, actuamos a contracorriente: construimos en los cauces de los ríos y quebradas o sobre terrenos deleznables, estas construcciones son validadas por las autoridades que; gestionan veredas, calles e instalan servicios básicos.

Es responsabilidad mayor –moral y legal- de aquellos que pudiendo evitar el peligro, reducir o evitar el riesgo; optan por la comodidad de mirar hacia otro lado, sin asumir la consecuencia u omisión de sus actos. Pero no es el ánimo de estas reflexiones caminar hacia el señalamiento o juzgamiento de tal o cual actuación, es nuestra intención remover la conciencia de cada autoridad, de cada poblador, citadino o rural, para que tengan responsabilidad en sus actos, sean estos de carácter personal o colectivo.

Si valoramos este costo en prevención y lo comparamos respecto de la pérdida total de cualquier infraestructura pública, es realmente minúsculo, ya que rehabilitar o reconstruir es inmensamente más costoso, mas aún, y más importante, si valoramos las vidas humanas no hay precio por ellas.

Ponderar valores porcentuales de cuánto cuesta la prevención, por ejemplo, para obras públicas o privadas, estaríamos en un rango de entre 7% y 15%, que corresponden a criterios técnicos referidos al costo de los estudios, la supervisión y pago de sus correspondientes profesionales, asumiendo  condiciones normales para la ejecución. Si hablamos de prevención frente a inundaciones, por cada sol que se invierte en prevención se ahorra entre 13 y 25 soles por la pérdida de infraestructura de producción.

Por tanto, si miramos los presupuestos que se usan, en general, tendremos una idea clara de cuanto se invierte en el país para la prevención.

Con un esfuerzo serio, con una política de estado firme y obligatoria, que se cumpla y que realmente gestione el riesgo, evitaremos o minimizaremos los desastres.

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