A lo largo de la historia, los costos de transporte han jugado un papel crucial en el desarrollo de las ciudades y su evolución en la era moderna ha tenido un impacto significativo en cómo las ciudades han seguido evolucionando a nuestro alrededor. Durante la mayor parte de la historia de la humanidad, las personas y los bienes fueron transportados por tierra, usando fuerza humana o animal, y por agua, utilizando corrientes, viento o remos. La mayoría de las ciudades se establecieron antes de la invención de los automóviles en tierra, mar o aire. El hecho más fundamental es que el transporte terrestre siempre ha sido significativamente más caro que el transporte por agua, particularmente durante los milenios anteriores a la invención de los automóviles, trenes y aviones. Incluso hoy en día, el envío de mercancías a lo largo de miles de kilómetros por agua suele ser menos costoso que por tierra.
Los productores deben transportar continuamente grandes cantidades de alimentos en su territorio para alimentar a su población, y también deben transportar los bienes que producen a los mercados de otros estados o países. Dados estos imperativos, no sorprende que la gran mayoría de las ciudades a lo largo de la historia se hayan construido cerca de vías fluviales como ríos, lagos y el océano. Estos incluyen puertos fluviales como en Iquitos; puertos marítimos como el del Callao; y puertos en enormes lagos como en el Titicaca. Las relativamente pocas excepciones son las ciudades con otras ventajas de transporte, como aquellas que tienen el ferrocarril en su fortaleza del transporte.
Los costos de transporte internos y externos han dado forma al desarrollo de las ciudades. Las ciudades antiguas tenían que ser mucho más compactas y densamente pobladas que las ciudades contemporáneas, que dependen de los autobuses, el metro y los automóviles. En otras palabras, la concentración de numerosas y diversas actividades económicas, sociales y culturales al alcance de una gran población es lo que atrae a las áreas urbanas a diversos residentes, actividades económicas e instituciones. La accesibilidad de estos destinos depende del tiempo y el dinero necesarios para viajar. A pesar de esto, alguna vez fue menos costoso enviar mercancías a miles de kilómetros por agua que por tierra.
Las ciudades no son solo lugares dedicados al consumo de diversos beneficios; son también donde se producen muchos de estos beneficios, no solo para sus habitantes, sino también para las personas que viven en las zonas rurales y en todo el mundo. Estos bienes y servicios se distribuyen tanto a través de mercados como de procesos políticos, y estas dos posibilidades operan con incentivos y restricciones muy diferentes.
El transporte en cada departamento, región o municipio en nuestro país puede fácilmente hacer un inventario vial a efectos de contar con cifras reales y válidas de lo que realmente tiene y cuanto le falta, de que calidad son sus vías y si estas son adecuadas a la demanda del transporte.
Sin embargo, si recurrimos a la información oficial, los inventarios denotan grandes desigualdades en cantidad y calidad de la vialidad entre regiones, las deficiencias de la red vial en zonas de sierra y selva son abrumadoras, los tiempos de viaje se han alargado con el consiguiente malestar y perjuicio; y esto hay que atender sin mayor demora.
En los países desarrollados el porcentaje de vías convenientemente diseñadas y asfaltadas es aproximadamente del orden del 75%, mientras que en nuestro país este porcentaje estaría bordeando aproximadamente el 12%, y se insiste en tener carreteras a nivel de afirmado aún a sabiendas que su deterioro es inminente en corto plazo.
Este escenario genera un serio problema al transporte en general, los tiempos de viaje se incrementan frente a vías que se encuentran deterioradas y sin mantenimiento y eso sube el costo de operación de unidades de pasajeros y de carga –de ello se aprovechan operadores aéreos que no encuentran competencia en el transporte y cobran precios prohibitivos en sus pasajes- y todo este sobrecosto se traslada al usuario.
Las diferencias de costos del transporte para una carretera asfaltada frente una afirmada o una trocha carrozable son interesantes y afectan seriamente el traslado de usuarios y bienes
Tomando en cuenta los resultados de un estudio de la Universidad del Pacífico, en la costa (entre 0 y 1,000 metros sobre el nivel del mar) los costos de transportes de carga pueden aumentar hasta en 58% si es que la vía es sólo afirmada y en 115% cuando el camino es de trocha. En un nivel intermedio (entre 1,000 a 2,500 metros sobre el nivel del mar (msnm), este costo aumenta en 110% para caminos afirmados y 190% en trochas, para alturas superiores a los 2,500 msnm, el flete se incrementa en 80% en carreteras afirmadas y en 290% en trochas.
Frente a esta cruda realidad problemática, salta una pregunta: ¿Qué deben hacer los gobiernos para salir del atraso de las ciudades, de las poblaciones?
Hacer lo correcto, desarrollar infraestructura del transporte como fuente de generación de empleo y de oportunidades de crecimiento.