La relevancia de las nuevas tecnologías tanto para el crecimiento de la economía como para la mejora de la calidad de vida de las personas es reconocida por el público en general. Desde 1980, hemos sido testigos de una revolución tecnológica que ha afectado dramáticamente nuestras vidas.
La industria de la tecnología de la información (TI), que está destinada a apoyar e impulsar la economía real, se ha convertido en un sector económico importante por derecho propio.
Incuestionablemente, el desarrollo del avance técnico implica estudio, creatividad, pensamientos de futuro y sueños de futuro; sin estos componentes, los humanos no habrían podido llegar a la luna.
Esta forma de pensamiento se inspiró en las obras de futuristas como las de Julio Verne o de Arthur C. Clarke y un gran número de otros que dieron puntos de vista alguna vez fueron inverosímiles sobre el potencial de los vuelos espaciales.
Se nos hace creer que todo es posible gracias al desarrollo de la tecnología moderna, que incluye la proliferación de computadoras personales, teléfonos celulares y la nube; pero, en realidad, hay muchas restricciones. En el año 2021, hay una gran variedad de problemas para los que no se han, aún, encontrado respuestas.
Todavía no sabemos cómo convertir el CO2 en algo que se pueda reutilizar, y ni siquiera sabemos cómo capturarlo. Seguimos operando con enormes cantidades de papel, y es la aplicación de las estadísticas modernas a los fenómenos de marketing, sociales y políticos, así como la enorme capacidad de cálculo de las computadoras modernas, lo que nos tiene asombrados con los resultados.
Además de las restricciones tecnológicas, las limitaciones ideológicas son las de mayor peso. Uno de ellos es la creencia errónea de que el desarrollo tecnológico sigue sus propias reglas. Otra es la creencia de que nuestro problema a resolver es especialmente complicado y único. En la mayoría de los casos, esto no es cierto; es posible abstraer los problemas y buscar soluciones generales.
Economistas, de diverso pensamiento, han señalado la necesidad de que los gobiernos y la sociedad se interesen no solo por la cantidad de dinero que se gasta en investigación y desarrollo, sino también por el tipo de tecnologías que se están impulsando. A pesar de que el sector público gasta una cantidad, más o menos, significativa de dinero para ayudar a la investigación y el desarrollo, presta poca atención al tipo de desarrollo y el valor proporcionado por las empresas privadas que utilizan recursos públicos. La generación de beneficios por parte de las empresas podría ser el principal motor que impulse la progresión de la innovación y la transferencia tecnológica.
Para encontrar las soluciones más aplicables a la gama más amplia de problemas, es vital enmarcar correctamente los problemas. Por ejemplo, reconocer que las ineficiencias en la administración de la información financiera pueden reducirse mediante la implementación de métodos para compartir información, que sean rápidos y confiables, puede conducir a mejoras en la efectividad de los sistemas financieros. Lo mismo sucede en los sistemas administrativos del gobierno, que, cuando están debidamente digitalizados, como ha sido en el Reino Unido, brindan una ventaja significativa a las personas, en general, al reducir la cantidad de procesos propios de la confusión burocrática, los puntos vulnerables a la corrupción y el tiempo invertido en la realización de esos procesos.
Se requiere creatividad, imaginación y voluntad para desarrollar procesos digitales que expongan el entorno en el que las personas se ven obligadas a operar y que puedan abrir un camino para rediseñar procesos con el espíritu de mejorar y crear soluciones que ofrezcan servicios eficientes construidos en torno a las necesidades de los usuarios. con el fin de poner soluciones tecnológicas al servicio de la sociedad. Estas cualidades son necesarias desde la demanda, aunque silenciosa hay que descubrirla y atenderla.
El desarrollo de tecnologías para combatir la crisis climática, la producción de medicamentos de fácil acceso para enfermedades generalizadas, la banca abierta y la digitalización de trámites y servicios públicos son algunos ejemplos de áreas en las que la intervención del gobierno es fundamental para garantizar que los avances en la investigación científica y la innovación tecnológica se ponen en beneficio de la sociedad.
(12 de agosto de 2023)
(*) Economista, Periodista según la ONU-DH, Maestría en Gestión de la Educación, y Especialidad en Planeamiento Estratégico, Especialidad en Informática y Computación. Especialidad en Formulación y Evaluación de Proyectos de Inversión Pública y Privada. Gestión Especializada en Planes Maestros de Aeropuertos. Licencia en Conciliación Extrajudicial. Asesoría y Consultoría Empresarial en Empresas de Construcción y Consultoría. Especialidad en Formulación y Evaluación Económica de Proyectos de Afianzamiento Hídrico. Planificación Estratégica de Riesgo de Desastres. Past director del Colegio de Economistas de Lima. Past Secretario Nacional de Asuntos Gremiales, Científicos y Académicos del Colegio de Economistas del Perú. Director de Innovación y Transferencia Tecnológica de la Universidad Nacional de Cajamarca. Director y Conductor del programa de TV “Desarrollo 360”, Autor de los libros: “El País Gana, Infraestructura y Empleo”, y “Economía, desde mi punto de vista”
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