En los últimos años, China ha estado adoptando una nueva estrategia geopolítica global que se aleja de su enfoque anterior de «ocultar su luz y ocultar sus capacidades». Esta nueva estrategia se basa en un conjunto de principios que incluyen:
La promoción de la globalización económica, de esta forma China se ha convertido en una economía globalmente integrada y está trabajando para promover un sistema internacional que sea más abierto y equitativo.
La construcción de una comunidad de destino común para la humanidad en tanto China busca cooperar con otras naciones para abordar desafíos globales como el cambio climático y la pobreza.
La defensa de la soberanía nacional es un tema de mayor atención por cuanto China se ha vuelto más asertivo en la defensa de sus intereses nacionales, especialmente en el Mar de China Meridional.
Esta nueva estrategia ha tenido un impacto significativo en el panorama geopolítico global. China ha aumentado su influencia en el mundo en desarrollo y ha desafiado el liderazgo de Estados Unidos en la región de Asia-Pacífico.
Sin duda alguna China busca mantener su crecimiento económico y convertirse en una economía globalmente líder, así como proteger sus intereses nacionales de las amenazas internas y externas, aumentando su influencia en el mundo para convertirse en un actor global más importante.
La nueva estrategia geopolítica de China ha sido recibida con una mezcla de reacciones. Algunos países ven la estrategia como una oportunidad para la cooperación y la integración, mientras que otros la ven como una amenaza.
Estados Unidos ha sido un rival de China durante décadas y es probable que resista el ascenso de China como potencia global.
La región de Asia-Pacífico es un área de gran inestabilidad, y China tendrá que navegar por esta inestabilidad para lograr sus objetivos.
China ha sido criticada por su historial de derechos humanos, y estas críticas podrían dificultar que China alcance sus objetivos de cooperación global.
En general, la nueva estrategia geopolítica de China es un cambio significativo de su enfoque anterior. Esta estrategia está diseñada para ayudar a China a alcanzar sus objetivos de crecimiento económico, seguridad nacional e influencia global.
La estrategia china es conocida como La Franja y la Ruta, también como la Iniciativa del Cinturón y Ruta de la Seda (Belt and Road Initiative, BRI), es un proyecto de desarrollo global liderado por China que busca mejorar la conectividad y la cooperación entre países a lo largo de Asia, Europa, África y América Latina. La iniciativa fue lanzada por el presidente chino Xi Jinping en 2013 y se ha convertido en un componente central de la política exterior y económica de China.
La Franja y la Ruta se compone de dos partes principales:
La Franja: Hace referencia a la «Ruta de la Seda Económica», que se enfoca en conectar China con Europa a través de Asia Central y del Sur. Esto implica la construcción de carreteras, ferrocarriles, oleoductos y redes de comunicación a lo largo de esta ruta.
La Ruta: Se refiere a la «Ruta de la Seda Marítima del Siglo XXI», que se concentra en mejorar las conexiones marítimas entre China, el sudeste asiático, África, Europa y América Latina. Esto implica la inversión en puertos y otros proyectos de infraestructura marítima.
La Franja y la Ruta es una estrategia importante para China en términos de expansión económica y política. A través de esta iniciativa, China busca:
La construcción de infraestructura y la inversión en proyectos en el extranjero le permite a China aumentar su presencia en regiones estratégicas, lo que le da una mayor influencia en asuntos globales.
Al mejorar las rutas comerciales terrestres y marítimas, China busca facilitar el comercio con otras naciones y reducir los costos de transporte.
La Franja y la Ruta implica la inversión en proyectos de infraestructura en países en desarrollo, lo que puede ayudar a estimular el crecimiento económico y mejorar las condiciones de vida en esas naciones.
Sin embargo, la iniciativa también ha suscitado preocupaciones en algunos países y organizaciones, especialmente en lo que respecta a la dependencia económica de China, los riesgos de deuda y la falta de transparencia en los proyectos. En algunos casos, ha habido críticas sobre cómo China ha empleado la BRI para avanzar en sus objetivos estratégicos y aumentar su influencia en el extranjero.