La seguridad ciudadana es una preocupación fundamental en la sociedad actual. Se refiere a las acciones y estrategias implementadas por el Estado para proteger a los ciudadanos y garantizar su calidad de vida.
La seguridad ciudadana se entiende como la acción integrada que desarrolla el Estado, en colaboración con la ciudadanía y otras organizaciones de interés público. Su objetivo principal es asegurar la convivencia pacífica y erradicar la violencia. Esto implica garantizar la utilización ordenada de espacios públicos, prevenir delitos y proteger a las personas y sus bienes.
En la actualidad, el reto consiste en armonizar los derechos humanos de cada individuo con las políticas de seguridad ciudadana de los estados. A veces, las medidas aplicadas, como el aumento de penas o la reducción de garantías procesales, pueden resultar ineficaces. Además, estas políticas pueden dar lugar a movimientos paramilitares o parapoliciales cuando el Estado no reacciona de manera eficaz ante la violencia y el delito1.
En los países hispanohablantes, se utilizan diferentes términos para referirse a la seguridad ciudadana. Algunos prefieren hablar de “orden público,” “seguridad de los habitantes” o “seguridad pública.” Estas elecciones lingüísticas a menudo están influenciadas por motivos históricos y contextuales específicos de cada país.
La preocupación por el orden público y la seguridad ciudadana se remonta a la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1789. Este documento establece que nadie debe ser inquietado por sus opiniones, siempre que no alteren el orden público establecido por la ley. La seguridad ciudadana garantiza que los derechos individuales puedan ejercerse sin perjudicar a los demás.
La seguridad ciudadana es esencial para una sociedad democrática y pacífica. Su enfoque debe abordar todas las causas potenciales de delitos y violencia, desde el acceso a la justicia hasta la educación basada en valores2. Es un tema crucial que requiere la colaboración activa de todos los ciudadanos y el compromiso constante del Estado para garantizar un entorno seguro y armonioso para todos.
En los últimos años, el gobierno peruano ha implementado una serie de políticas para mejorar la seguridad ciudadana en el país. Estas políticas abarcan diversas áreas y buscan fortalecer la protección de los ciudadanos, prevenir delitos y garantizar la convivencia pacífica.
La Política Nacional Multisectorial de Seguridad Ciudadana al 2030, aprobada por el Poder Ejecutivo, establece cinco objetivos prioritarios para guiar las acciones del Estado en materia de seguridad ciudadana. El Ministerio del Interior es responsable de su conducción, seguimiento y evaluación.
El objetivo es lograr una sociedad segura, donde los derechos individuales se ejerzan sin perjudicar a los demás. Se busca reducir la violencia, la impunidad y la delincuencia.
El Plan Nacional de Seguridad Ciudadana 2019-2023, también forma parte de los esfuerzos para mejorar la seguridad ciudadana en Perú. Su objetivo es establecer estrategias y acciones concretas para prevenir y combatir la delincuencia.
El Sinasec como iniciativa multisectorial e intergubernamental que busca asegurar la protección y convivencia pacífica de los ciudadanos. Se basa en la colaboración activa entre el Estado y la sociedad.
En resumen, estas políticas buscan crear un entorno seguro y armonioso para todos los peruanos, promoviendo la participación ciudadana y la prevención del delito; pero… ¿Han funcionado?
Los resultados de las políticas de seguridad ciudadana en Perú han sido mixtos y enfrentan desafíos persistentes.
Se ha observado una disminución en ciertos tipos de delitos, como robos y hurtos, gracias a la implementación de estrategias preventivas y operativos policiales.
Sin embargo, la violencia sigue siendo un problema en áreas urbanas, y los homicidios no han disminuido significativamente.
Las políticas han fomentado la participación de la comunidad en la prevención del delito.
Los comités de seguridad ciudadana y las rondas vecinales, urbanas y campesinas han contribuido a la vigilancia y al fortalecimiento de la seguridad local.
La corrupción en las instituciones encargadas de la seguridad sigue siendo un obstáculo importante.
La falta de recursos y la necesidad de una mayor capacitación para los agentes de seguridad son áreas que requieren atención continua.
Es fundamental evaluar regularmente la efectividad de las políticas implementadas.
La adaptación a las nuevas formas de delincuencia, como la ciberdelincuencia, también es crucial.
En resumen, aunque se han logrado avances, la seguridad ciudadana sigue siendo un desafío complejo que requiere una acción sostenida y una colaboración activa entre el Estado, la sociedad civil y la ciudadanía.
Mejorar la seguridad ciudadana en Perú es un desafío complejo que requiere una combinación de estrategias y acciones. Aquí algunas recomendaciones para fortalecer la seguridad en el país:
Adoptar un enfoque integral que aborde las causas subyacentes de la delincuencia. Esto incluye la inversión en educación, empleo, salud y desarrollo social.
Fomentar la colaboración entre diferentes sectores, como la policía, el poder judicial, la sociedad civil y las instituciones educativas.
Implementar programas de prevención del delito dirigidos a jóvenes en riesgo. Estos programas pueden incluir actividades deportivas, culturales y educativas.
Promover la participación comunitaria y la creación de comités de seguridad ciudadana en vecindarios.
Invertir en capacitación y equipamiento para la policía. Esto incluye la formación en derechos humanos, técnicas de investigación y manejo de crisis.
Mejorar la coordinación entre las diferentes unidades policiales y promover la transparencia.
Utilizar tecnología moderna para monitorear áreas críticas y prevenir delitos. Esto puede incluir cámaras de seguridad, sistemas de reconocimiento facial y análisis de datos.
Desarrollar aplicaciones móviles para que los ciudadanos informen incidentes y soliciten ayuda de manera rápida y eficiente.
Garantizar que el sistema de justicia funcione de manera eficiente y transparente. Esto incluye la reducción de la impunidad y la agilización de los procesos judiciales.
Promover la confianza de la ciudadanía en las instituciones judiciales.
Educar a la población sobre sus derechos y responsabilidades en materia de seguridad ciudadana.
Sensibilizar sobre la importancia de la denuncia de delitos y la colaboración con las autoridades.
Compartir experiencias y buenas prácticas con otros países para aprender de sus éxitos y desafíos en seguridad ciudadana.
Colaborar con organizaciones internacionales en la lucha contra el crimen transnacional.
En última instancia, la seguridad ciudadana es una responsabilidad compartida entre el Estado, la sociedad civil y cada ciudadano. La colaboración activa y la voluntad política son esenciales para lograr un entorno seguro y pacífico en Perú, de ello depende el desarrollo de cada región, en un clima de confianza y sobre todo de respeto al Estado de Derecho y la División de Poderes.
Fuentes consultadas:
Banco Interamericano de Desarrollo (BID)
Organización de Estados Americanos (OEA)
Ministerio del Interior del Perú
Ministerio de Seguridad de la Nación Argentina
Ministerio del Interior y Seguridad Pública de Chile
Centro de Estudios Latinoamericanos sobre Inseguridad y Violencia (CESVI): https
Instituto de Estudios sobre Seguridad y Delincuencia
Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD
Asociación Civil Transparencia
Fundación Paz Ciudadana
International Crisis Group