Según el Sistema de Información Universitaria dada en el portal tuni.pe (2023), alrededor de 339.900 estudiantes de pregrado estaban matriculados en universidades públicas en 2020; para 2022, sin embargo, este número había disminuido un 2,4% a 331.500, mientras que la tasa de interrupción temprana pasó de 4.7% a 4.3%.
Desde estos números, que hablan por sí solos, hemos atravesado una fase de incertidumbre regulatoria en materia de educación superior. Necesitamos considerar qué pasos podemos tomar para fortalecer el sistema universitario a la luz de la propuesta de que la libre competencia es un factor clave para elevar la calidad de la educación.
La primera respuesta posible es mejorar la universidad pública. Según la lógica de la competencia y del mercado, las universidades privadas perderán participación en el mercado si la pública aumenta el reclutamiento de estudiantes, mejora la calidad educativa, se adapta al aprendizaje virtual, tiene mejores equipamientos y no pierde clases por huelgas.
Como resultado, las universidades privadas tendrán que elevar sus estándares para estar al nivel de la universidad pública.
Si intentamos darles sentido a las cifras originales, encontramos que en 2020 había aproximadamente 339.900 estudiantes de pregrado matriculados en universidades públicas; para 2022, sin embargo, este número había disminuido un 2,4% a 331.500. Las universidades privadas experimentaron un crecimiento del 41,5% en la matrícula durante ese tiempo, pasando de 676.100 a 956.900 alumnos. El número total de estudiantes en las instituciones públicas del Perú es en realidad inferior al de la Universidad Nacional Autónoma de México, que tiene 373.000 estudiantes, o 409.400 estudiantes en las tres universidades privadas de mayor cobertura estudiantil del país.
Aumentar los puestos docentes a tiempo completo es un paso necesario para ampliar la matrícula pública. Esto permitirá la inclusión de investigadores que actualmente son contratados exclusivamente por universidades privadas en rápida expansión. Esto se relaciona con los resultados de la investigación; por ejemplo, en 2023, se publicaron en Scopus un 74% más de artículos de instituciones privadas que de universidades públicas, a pesar de que las universidades públicas manejan la mayoría de las investigaciones en la mayoría de los países.
El aumento del número de docentes públicos también modifica las políticas locales de la universidad porque más personas tienen derecho a votar, lo que aumenta la probabilidad de cambios generacionales y gerenciales.
Apostar por la universidad pública
Más allá de la mera formación de profesionales, las universidades públicas también ofrecen programas que otras facultades no ofrecen (como filosofía, biblioteconomía, matemáticas, etc.). Produce investigaciones más estrechamente relacionadas con el medio ambiente, protegiendo la biodiversidad y el patrimonio cultural a través de museos, por ejemplo.
Es más prudente establecer filiales de universidades públicas ya existentes en lugar de construir otras nuevas en otros lugares para fortalecer el sistema universitario público. Cuando los presupuestos se atomizan en nuevas instituciones, se gasta más dinero en maquinaria administrativa cuando en realidad es necesario invertir en personal docente e investigador.
Fortalecer la universidad pública también significa mejorar su equipo, pagar salarios competitivos a profesores e investigadores, fortalecer sus capacidades administrativas y aumentar el financiamiento para la investigación (el excelente programa de doctorado de Concytec es un primer paso sólido).
Entonces, señores Congreso y Ejecutivo, su mayor regalo y legado, si se dedican a la competencia como fuente de calidad, sería fortalecer la universidad pública.
Estrategias para un futuro próspero
1. Inversión estratégica:
Aumentar la financiación pública: Destinar un porcentaje mayor del presupuesto nacional a la educación superior pública, priorizando la inversión en infraestructura, tecnología, investigación y becas.
Optimizar la gestión financiera: Implementar mecanismos de transparencia y control para garantizar un uso eficiente de los recursos disponibles.
Promover la participación público-privada: Buscar alianzas con empresas y organizaciones del sector privado para cofinanciar proyectos de innovación educativa, investigación y desarrollo.
2. Acceso equitativo e inclusión:
Ampliar las becas y ayudas socioeconómicas: Facilitar el acceso a la educación superior pública a estudiantes de bajos recursos, especialmente a aquellos de zonas rurales o grupos minoritarios.
Implementar programas de apoyo y tutorías: Brindar acompañamiento académico y personal a estudiantes con dificultades de aprendizaje o que provienen de entornos desfavorecidos.
Promover la diversidad e inclusión: Fomentar una cultura de respeto y tolerancia hacia las diferentes culturas, religiones, etnias y orientaciones sexuales.
3. Excelencia académica:
Fortalecer la formación del profesorado: Ofrecer programas de formación continua y actualización docente, incentivando la investigación y la innovación educativa.
Modernizar los planes de estudio: Adaptar los currículos a las necesidades del mercado laboral actual, es decir a la demanda de la sociedad y sobre todo de las empresas, incorporando nuevas tecnologías, habilidades transversales y aprendizaje experiencial.
Promover la investigación científica: Fomentar la investigación básica y aplicada, fortaleciendo la vinculación con el sector productivo y la sociedad en general.
4. Innovación y tecnología:
Implementar plataformas digitales: Incorporar tecnologías educativas en el proceso de enseñanza-aprendizaje, como aulas virtuales, plataformas de aprendizaje adaptativo y recursos educativos abiertos.
Promover la formación en competencias digitales: Brindar a los estudiantes las habilidades necesarias para desenvolverse en un mundo digitalizado, incluyendo programación, análisis de datos y gestión de redes sociales.
Modernizar la infraestructura: Invertir en la renovación y modernización de las instalaciones físicas, bibliotecas y laboratorios de las universidades públicas.
5. Gobernanza y participación:
Fortalecer la autonomía universitaria: Garantizar la independencia de las universidades en la toma de decisiones académicas, administrativas y financieras.
Promover la participación democrática: Implementar mecanismos de participación de los estudiantes, profesores y personal administrativo en la gestión de las universidades.
Establecer mecanismos de evaluación y rendición de cuentas: Implementar sistemas de evaluación transparentes para medir la calidad educativa y asegurar la eficiencia en el uso de los recursos públicos.
La mejora de la educación superior pública es un desafío complejo que requiere un esfuerzo sostenido por parte del Estado, las universidades, el sector privado y la sociedad en general. La implementación de las estrategias mencionadas anteriormente puede contribuir a construir un futuro más próspero para todos.