Diversificación económica o monocultivo del agua

El agua, como prioridad nacional, requiere asistencia científica y técnica para satisfacer eficazmente las demandas de la población. El establecimiento y operación de un Centro o Instituto Regional de Ciencia, Tecnología e Innovación para el recurso hídrico que funcione de manera independiente y respaldado por la Academia, es crucial para abordar los desafíos de los recursos hídricos del país a través de la investigación científica. Esta organización debe tener como objetivo solucionar los problemas que surgen en este territorio. La propuesta está fuertemente motivada por el desarrollo económico del país.

La gestión eficaz de los recursos hídricos requiere tomar decisiones sobre la calidad, cantidad y disponibilidad del recurso. En consecuencia, es necesaria la investigación científica de los recursos hídricos para su utilización.

El agua es el principal recurso natural de la humanidad. Su conexión con el crecimiento demográfico, la urbanización, la creciente demanda de energía y el desarrollo económico, junto con la presión adicional del calentamiento global que causa escasez de agua, lo convierte en una preocupación constante para los líderes mundiales.

Perú es el principal proveedor de agua dulce en América Latina debido a la influencia del río Amazonas, que sustenta el bosque natural más grande del mundo y una amplia variedad de vida silvestre. Esto se debe a la posición estratégicamente ventajosa del Perú. Hay que aprovechar las posibles posibilidades que existen.

Perú alberga casi el 71% de los glaciares tropicales del mundo, que sirven como fuentes vitales de agua dulce. El estudio de estos glaciares es crucial para evitar desastres provocados por la escasez de agua.

La resolución de conflictos sociales relacionados con el uso del agua requiere la formulación de estrategias que se basen en mecanismos de diálogo y, lo que es más importante, en evidencia científica. Estas estrategias deberían dilucidar la lógica detrás de los proyectos que dependen en gran medida de los recursos hídricos, al mismo tiempo que priorizan las necesidades de las comunidades y la agricultura. Esto se puede lograr mediante el desarrollo de infraestructura personalizada.

El establecimiento de la sociedad de la información se ha convertido en el principal catalizador para generar riqueza, fomentar el desarrollo y mejorar la competitividad, superando variables tradicionales como el capital y el trabajo. Los países, corporaciones u organizaciones que carezcan de control sobre el conocimiento y no manejen eficazmente la información esencial quedarán relegados a una posición secundaria y subordinada en comparación con las naciones establecidas y en ascenso que están realizando importantes inversiones en ciencia, tecnología e innovación.

Una opción que vale la pena considerar es fomentar el conocimiento y el desarrollo de proyectos científico tecnológico con base económica suficiente para mantener su sostenibilidad.  La colaboración entre universidades locales, nacionales e internacionales, facilitarán la creación y administración de conocimiento científico especializado en cuestiones relacionadas con el agua. Este conocimiento se utilizará para resolver problemas cotidianos y abordar nuevos desafíos de desarrollo y diversificación.

Cuando el progreso se traduce en sed

El problema de la desconfianza en torno a la explotación minera es un problema persistente, a menudo causado por el inadecuado desempeño de algunas empresas mineras. Estas empresas utilizan diversas tácticas para presionar las decisiones ejecutivas e iniciar sus actividades, ya sea de exploración o explotación. Además, los actores involucrados en este proceso muchas veces no logran realizar un análisis técnico integral e imparcial y desconocen los intereses legítimos de la población.

Examinando la situación desde una perspectiva diferente, podemos considerar el contraste entre expectativas y percepciones. Cuanto mayor sea la brecha entre estas dos ideas, mayor será el potencial de malentendidos. Esto es lo que parece ocurrir, desde el punto de vista del empresario minero, el objetivo es maximizar las ganancias. Por otro lado, desde la perspectiva de la población, el objetivo es maximizar sus oportunidades para una vida mejor, incluido el empleo y los medios necesarios para la supervivencia. En esencia, se trata de asegurar un futuro que actualmente es escaso. No se debe confundir con las repugnantes frases “le falta juicio” o “el país inequívocamente requiere minería”. Podemos ver claramente tanto las posturas contradictorias como los resultados, que consisten en una secuencia de iniciativas inconclusas. Sin embargo, ¿qué curso de acción se debe tomar en tal situación?

En primer lugar, es importante mantener la calma y la compostura para poder abordar los conflictos de manera eficaz. Es fundamental buscar la asistencia de mediadores que posean experiencia y discreción en el manejo de tales situaciones, incluso si no son necesariamente abogados. Además, es esencial recopilar información técnica confiable y facilitar sesiones privadas, conocidas como caucus, entre las partes involucradas y el mediador. Al priorizar la escucha activa y fomentar el diálogo, se pueden lograr resultados positivos.

En segundo lugar, es importante nivelar las posiciones y promover el respeto mutuo entre las personas involucradas. Los insultos o ultimátum no sirven de nada en este contexto, ya que representan una postura extrema, concluyente e irrevocable. Si no hay acuerdo sobre conceptos, cualquier acción que empeore las emociones debe posponerse. Este no es un juego de ajedrez centrado en tácticas ganadoras, ni una competencia para determinar quién tiene más poder, con individuos, gobiernos y corporaciones clasificados en ese orden. Se necesitan análisis de transparencia y costo/beneficio para determinar el alcance de la disparidad entre expectativas y percepciones, e identificar posibles formas de reducir esta brecha y por tanto conciliar intereses, válidos para las partes, privilegiando el legítimo interés de convivir en paz.

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