No solo hablamos de enfermedades que deterioran la salud humana, en el título también hay un deterioro social que refleja una realidad compleja que afecta a muchas comunidades. Se refiere a la falta de apoyo y recursos por parte del Estado para afrontar problemas de salud pública, como la desnutrición, la falta de acceso a agua potable y saneamiento, o la escasez de atención médica. Esta situación se ve agravada por la presencia de enfermedades, que pueden tener un impacto devastador en la vida de las personas.
La falta de recursos económicos visibiliza lo que ocurre en muchos países en desarrollo que tienen recursos limitados para invertir en salud pública y en otros males.
La corrupción desvía recursos que son destinados a la salud pública, a la atención de carencias en general y dificultar la implementación de programas de desarrollo efectivos.
La falta de voluntad política ocasiona que los gobiernos no prioricen ni siquiera la salud pública, lo que se traduce en una falta de inversión en este sector.
La debilidad institucional muestra la fragilidad de las instituciones dando pie a corrupción e ineficiencia e incapacidad para brindar servicios básicos esenciales para la vida de la población.
Otro aspecto a tener en cuenta es la falta de recursos, la pobreza extrema, la dependencia de recursos naturales o la mala gestión económica que pueden limitar la capacidad del Estado para cumplir con sus obligaciones.
La concentración de poder y riqueza en una pequeña élite puede generar un Estado que no responde a las necesidades de las mayorías.
La falta de participación ciudadana abona en una sociedad civil apática o desorganizada pudiendo dificultar la exigencia de rendición de cuentas al Estado.
Las consecuencias del Estado ausente y la enfermedad presente son graves y afectan a todos los sectores de la sociedad, especialmente a los más vulnerables:
Aumenta la mortalidad: La falta de acceso a la atención médica y a los medicamentos puede aumentar la mortalidad por enfermedades prevenibles.
Disminuye la calidad de vida: Las enfermedades pueden tener un impacto negativo en la calidad de vida de las personas, tanto física como mentalmente.
Aumenta pobreza: Las enfermedades pueden generar gastos médicos considerables que pueden empujar a las familias a la pobreza.
Disminuye la productividad: Las enfermedades pueden reducir la capacidad de las personas para trabajar y generar ingresos.
Deteriora la seguridad: Aumenta la delincuencia, la violencia y la criminalidad, creando un clima de miedo e incertidumbre.
Genera violación de derechos humanos: Se vulneran los derechos básicos a la vida, la libertad, la seguridad y la justicia, especialmente para los grupos más vulnerables.
Precariza la vida: Se limita el acceso a la educación, la salud, la vivienda y otros servicios básicos, perpetuando la pobreza y la desigualdad.
Deteriora la gobernabilidad: Se erosiona la confianza en las instituciones y se debilita la cohesión social, creando un caldo de cultivo para la inestabilidad política.
Genera crisis humanitarias: La falta de servicios básicos puede desembocar en hambrunas, epidemias y otras crisis humanitarias.
Aumenta la desnutrición, problema grave que afecta a millones de niños. La falta de acceso a alimentos nutritivos y a agua potable aumenta el riesgo de enfermedades.
En algunas zonas rurales, el acceso a la atención médica es limitado. Esto dificulta el tratamiento de enfermedades como la tuberculosis o el VIH/SIDA.
En otros países, cuando la infraestructura médica es deficitaria y el acceso a la atención médica es casi imposible, provoca aumento de la mortalidad por enfermedades prevenibles.
Para abordar el problema del Estado ausente y la enfermedad presente, se necesitan medidas a corto y largo plazo:
A corto plazo: Es necesario brindar asistencia humanitaria a las comunidades afectadas por enfermedades y por la falta de acceso a la atención médica y servicios básicos y esenciales.
A largo plazo: Es necesario fortalecer los sistemas de salud pública, educación y vivienda digna, invertir en infraestructura de desarrollo, médica y aumentar el acceso a la atención médica y educativa.
Fortalecer las instituciones y luchar contra la corrupción para garantizar que los recursos destinados a la atención de la población se utilicen de manera efectiva.
Es importante involucrar a las comunidades en la planificación e implementación de programas de salud pública.
Buscar soluciones pacíficas a los conflictos y reconstruir las instituciones en las zonas afectadas.
Fortalecer la sociedad civil y fomentar la participación de la población en la toma de decisiones.
El Estado ausente y la enfermedad presente son un problema complejo que requiere soluciones multifacéticas. Es necesario un esfuerzo conjunto por parte de los gobiernos, las organizaciones internacionales, la sociedad civil y las comunidades afectadas para garantizar el acceso a la salud para todos.
Fuentes consultadas:
Organización Mundial de la Salud: URL OMS
Banco Mundial: URL Banco Mundial
UNICEF: URL UNICEF