Salvar la democracia con un liderazgo de consenso, dejando de lado ambiciones, sin egos e intenciones del hacerlo «detrás mío», es la clave y así lo menciona el ex presidente Sagasti y tiene toda la razón, no se puede construir o mejor dicho reconstruir democracia con la fragmentación existente, es el momento de pensar y formar un solo bloque, sin repartija, convocando a los mejores pensadores, invitando a las personas que quieran y piensen en el beneficio común, mejores académicos, empresarios, miembros de la sociedad civil, cooperantes y destacados funcionarios o los que ya fueron.
Visionar sobre la importancia de un liderazgo de consenso y la necesidad de dejar de lado ambiciones personales, en momentos críticos, como los que enfrentamos actualmente, es fundamental para unir fuerzas y convocar a los mejores actores de la sociedad para abordar los desafíos que hay que atender, es una oportunidad para mejorar.
Pensar ideas disruptivas implica explorar lo que hay que hacer, hacer una revolución planteando un esquema de “Democracia 2.0: El Consenso como Motor”, ello nos sugiere una nueva fase de la democracia, donde el consenso se convierte en el motor principal para la toma de decisiones y ello se explica por cuanto la democracia tradicional se basa en mayorías y minorías. Sin embargo, en un mundo cada vez más complejo, el consenso puede ser la clave para superar la polarización y encontrar soluciones efectivas.
Egos al exilio y liderazgo sin narcisismo, esa es la clave de este enfoque que desafía la cultura del ego y la autopromoción en la política. Es tiempo de demostrar que los líderes que priorizan el bien común sobre su propia imagen pueden lograr un cambio real y duradero.
Un cónclave de los mejores, convocando a la excelencia, es un concepto ideal, pero posible, imaginando una asamblea de expertos, académicos y líderes de la sociedad civil, reuniendo a los mejores talentos para diseñar políticas y estrategias que puedan generar soluciones innovadoras y pragmáticas.
Poner en marcha un enfoque de consenso requiere un proceso cuidadoso y participativo., hace falta un Diálogo Inclusivo, invitando a la mesa de discusión a todas las partes interesadas, esto incluye líderes políticos, expertos, representantes de la sociedad civil y ciudadanos comunes.
Fomentar un ambiente de escucha activa y respeto mutuo. El objetivo es comprender las perspectivas de todos en el propósito de una Agenda Común, identifica temas clave que requieren consenso, por ejemplo, desde políticas medioambientales hasta reformas educativas, prioriza estos temas y estableciendo una agenda clara para las discusiones.
Es claramente importante la concurrencia de facilitadores neutrales, cuya imparcialidad esté fuera de toda duda o sospecha y cuyo papel sea asegurar que todos tengan voz y que se llegue a soluciones equitativas.
Aclarando, en lugar de votaciones mayoritarias, existe la búsqueda de consenso. Esto significa que todos están de acuerdo o al menos pueden vivir con la decisión tomada, si hay desacuerdo, buscar soluciones intermedias o compromisos.
Es igualmente importante comunicar los resultados y decisiones de manera transparente. Esto genera confianza y compromiso, utilizando todo tipo de medios de comunicación, redes sociales y reuniones públicas para mantener informada a la comunidad.
Evaluar regularmente el progreso, ajustando las estrategias según sea necesario, aprendiendo de los éxitos y fracasos para mejorar continuamente. El consenso no significa unanimidad, sino encontrar soluciones que beneficien al conjunto.