Diversos pero cholos

El Perú posee una notable diversidad de civilizaciones y grupos raciales. Por otra parte, no somos como los argentinos, donde la raza blanca europea es dominante y donde gallegos e italianos compiten por el dominio. No es el caso de que seamos como los bolivianos, donde los indígenas constituyen la mayoría de la población, ni somos como los colombianos o los brasileños, donde blancos y negros coexisten pacíficamente con un componente indígena.

El peruano es esencialmente mestizo, y hay un dicho popular que representa esta idea a la perfección: “Quien no tiene un inga, tiene un mandinga”, lo que significa que “quien no tiene un indio, tiene un negro”. Los mestizos son personas de color cobrizo, piel oscura y fuertes. Son hijos de españoles, pero mezclados con indios, negros y asiáticos. Se cree que el 47 por ciento de la población no se considera de una raza específica. Esto se debe a que la gran mayoría de los peruanos son mestizos.

Además de los aportes de las razas amerindias, blancas y negras, hay que sumar los aportes asiáticos, que provienen principalmente de los japoneses y los chinos, que, si bien al principio eran una pequeña fracción de la población, han sabido integrarse, multiplicarse y aportar a nuestra cultura, enriqueciéndola. Como a todos los extranjeros que han llegado a estos países, los han recibido con los brazos abiertos, con una sonrisa, con un lugar para dormir y con un plato de comida. Esto se debe a que en el Perú conocemos a la perfección el proceso de agregar agua a la sopa y nunca tenemos problemas en sentar a un extraño en nuestra mesa.

Estos diversos aportes raciales vinieron con sus correspondientes aportes culturales, de todos ellos heredamos buenas y malas costumbres, incluso prácticas que ya se han olvidado en sus países de origen, pero que aquí sobreviven, pues han fecundado, crecido, se han perfeccionado y superado. Los aportes gastronómicos que hemos recibido son buena muestra de ello. Por ejemplo, el arroz frito y el lomo de cerdo salteado, ambos originarios de China, así como los anticuchos moriscos y los picarones, que tienen influencia de los buñuelos andaluces, son ejemplos de ello.

Sería un error creer que somos un pueblo de cultura indígena sólo por el hecho de que el 32 por ciento de nuestra población posee características indígenas. Los peruanos somos el resultado interesante de numerosos comienzos. Incluso en pueblos muy pequeños, como el de la isla de Taquile, es posible presenciar la presencia de una importante influencia occidental que se esconde tras la ilusión de ser completamente indígenas. Hoy en día, los taquileños, que residen en una isla lacustre aislada en el altiplano andino, visten prendas que a nosotros nos parecen exclusivamente indígenas. Sin embargo, es importante señalar que estas prendas fueron traídas a los taquileños por las autoridades españolas durante el período de dominio colonial. En Perú, hay mucha gente que apoya la causa del purismo racial y cultural, pero no se dan cuenta de que hoy todos somos mestizos en todos los aspectos de nuestra identidad. Ya no hay ninguna cultura en el Perú que sea únicamente quechua, sino que se ha asimilado a otras culturas. Los artefactos criollos y modernos son responsables de la construcción incluso de la bandera inca, que representa un arco iris y es comparable a la bandera LGBT. Sugerir que los incas no izaron banderas sería quedarse corto. En gran medida, somos un pueblo mestizo, lo que significa que las razas y culturas puras son tan escasas que están perdidas en algún lugar de la selva, viviendo en aislamiento y reclusión. En este momento, los pocos clanes menores a los que nos referimos como «no contactados» se consideran «puros». Los clanes restantes están influenciados genética y culturalmente por una serie de fuentes diferentes. Como resultado del hecho de que las influencias culturales y raciales son significativamente más significativas de lo que eran en el pasado, ya no podemos afirmar que todos los peruanos poseen algunos aspectos de los ingas o los mandingas. Además, ahora debemos agregar que, en Perú, todos los que no son de ascendencia inga son de ascendencia mandinga, tusán o nikkei. En realidad, la definición más acertada del peruano es que somos un país multiétnico, que somos un crisol de razas, y que nuestras tradiciones o el color de nuestra piel ya no importan tanto. Esto se debe a que todos los peruanos compartimos un rasgo similar, que es que todos los peruanos somos cholos.

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