Hacia una política fiscal sin privilegios

La idea de incrementar la recaudación fiscal, estableciendo rangos porcentuales diferenciados según grupos económicos, es un tema complejo que no se aborda directamente en las fuentes proporcionadas ni en nuestra conversación anterior. Sin embargo, basándonos en los conceptos que hemos discutido sobre crecimiento económico, equidad y la necesidad de inversiones para reducir desigualdades, podemos inferir algunos puntos relevantes. Es importante aclarar que las siguientes sugerencias se derivan de la lógica de las discusiones sobre la recaudación fiscal y pueden necesitar verificación independiente.

Consideraciones generales:

  • Progresividad fiscal: La discusión sobre la distribución de la riqueza y la necesidad de que el crecimiento económico beneficie a la mayoría sugieren que un sistema fiscal progresivo sería más adecuado. Esto significa que aquellos con mayores ingresos y riqueza deberían contribuir con una mayor proporción de sus ingresos en impuestos.
  • Impacto en la inversión: Si bien se necesita aumentar la recaudación, es importante diseñar las tasas impositivas de manera que no desincentiven la inversión y el crecimiento económico. Un sistema fiscal demasiado oneroso podría reducir la inversión y el empleo, afectando negativamente el desarrollo.
  • Diferenciación entre grupos: Es lógico diferenciar las tasas impositivas entre grandes empresas, pymes/MYPEs y ciudadanos comunes, dada su diferente capacidad contributiva y su papel en la economía.
  • Reinversión social: El objetivo de la recaudación fiscal es financiar la inversión en áreas clave como educación, salud, vivienda y seguridad social. Por lo tanto, es fundamental que los ingresos fiscales se utilicen de manera eficiente para mejorar la calidad de vida de la población y reducir las desigualdades.

Posibles rangos impositivos (sugerencias hipotéticas):

Dadas las limitaciones de las fuentes de datos y la necesidad de mayor análisis, las siguientes tasas son solamente sugerencias hipotéticas.
Para establecer rangos impositivos concretos, se requeriría un estudio detallado de la economía de cada país, su capacidad contributiva, sus necesidades de inversión y las particularidades de cada sector.

  • Grandes empresas y grupos económicos: Se podría considerar un rango impositivo que comience con un 25% y pueda alcanzar hasta el 35%, dependiendo de los niveles de ganancia y la actividad económica. También podría considerarse la implementación de impuestos sobre las ganancias no distribuidas y los dividendos. Se debe monitorear que este tipo de impuestos no desincentive la inversión y la creación de empleo de calidad.
  • Pymes y mypes: Para estas empresas, las tasas impositivas podrían ser más bajas, entre el 15% y el 20%, con el fin de no frenar su crecimiento y su contribución a la economía local. Debería haber incentivos fiscales para las que generen empleos de calidad, fomenten la innovación y tengan un impacto social positivo.
  • Ciudadanos comunes: Para la mayoría de la población, se podría establecer rangos progresivos que comiencen con tasas muy bajas (o exenciones) para los niveles de ingresos más bajos, y se incrementen gradualmente hasta un máximo del 25% para los niveles de ingresos más altos. Es fundamental que estos rangos estén diseñados para no afectar negativamente a las familias de bajos ingresos y para financiar servicios públicos de calidad. Se podría considerar también la exención o reducción de impuestos para ciudadanos que inviertan en su educación o en programas de desarrollo social.

Consideraciones adicionales:

  • Lucha contra la evasión fiscal: Para que un sistema fiscal sea justo y eficaz, es fundamental combatir la evasión fiscal y la elusión impositiva, tanto a nivel individual como empresarial, estableciéndose multas y penas, según sea el caso, severas, a fin de que ninguna persona, jurídica o no, escape del cumplimiento de la norma fiscal.
  • Transparencia y rendición de cuentas: Es esencial que los ciudadanos estén informados sobre cómo se utilizan los impuestos y que haya una rendición de cuentas clara y transparente sobre el manejo de los fondos públicos.
  • Adaptación local: Las tasas impositivas deben ajustarse a las condiciones económicas, sociales y políticas de cada país, región o localidad. No hay una solución única para todos.
  • Impacto en la competitividad: El sistema impositivo debe tomar en cuenta el impacto que tendrá sobre la competitividad de los países y no debe generar una carga que perjudique a sectores importantes de la economía.

En conclusión, si bien no se ofrecen datos concretos sobre tasas impositivas, la lógica de la equidad y la necesidad de inversión en desarrollo social sugieren que un sistema fiscal progresivo, diferenciado según los grupos económicos, y enfocado en la reinversión social, es esencial para reducir las desigualdades y mejorar las condiciones de vida de toda la población, sin privilegios.

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