1. Antecedentes históricos
Los tratados fronterizos clave entre Colombia y Perú son el Tratado Salomón–Lozano de 1922 y el Protocolo de Río de Janeiro de 1934.
El Tratado Salomón–Lozano (1922)
Firmado el 24 de marzo de 1922 en Lima.
Definió la frontera entre ambos países, incluyendo la cesión por parte de Perú del Trapecio Amazónico (con Leticia) a Colombia y la cesión colombiana del Triángulo de Sucumbíos a Perú.
Ratificado por los congresos y canjeado en Bogotá.
El Protocolo de Río de Janeiro (1934)
Firmado el 24 de mayo de 1934 en Río de Janeiro.
Puso fin a la Guerra Colombia-Perú, originada por la ocupación de Leticia por civiles y militares peruanos.
Ratificó el Tratado Salomón-Lozano.
Comprometió a ambos países a no usar la fuerza y a resolver conflictos por la vía diplomática.
En síntesis: estos dos instrumentos establecieron la frontera actual y sentaron un precedente de resolución pacífica de disputas.
2. Posición actual de Gustavo Petro respecto a Santa Rosa
El presidente colombiano Gustavo Petro ha cuestionado la soberanía peruana sobre la zona del distrito de Santa Rosa (territorio insular peruano en el Amazonas, frente a Leticia). Sus puntos clave son:
Cuestionamiento de soberanía
Petro afirma que la creación del distrito peruano viola el espíritu de los tratados, que establecen que cualquier nueva isla debe ser asignada por acuerdo bilateral.
Defensa del acceso colombiano al Amazonas
Considera que el control peruano podría limitar la conectividad fluvial de Leticia.
Estrategia diplomática
Busca reactivar la COMPERIF (es decir, trata de llevar a mesa de negociaciones la estudiar, resolver o proponer soluciones sobre cualquiera asunto de la línea de frontera, muy “sapo”), y, si no hay acuerdo, acudir a la Corte Internacional de Justicia.
Evitar confrontación armada
Rechaza el uso de la fuerza, priorizando mecanismos diplomáticos.
Narrativa política interna
Utiliza el tema para concentrar la atención nacional en la Amazonía, en un contexto de desafíos internos.
3. Mi posición como ciudadano peruano
Los tratados fronterizos se respetan. No existe diferendo ni controversia alguna sobre la soberanía de Santa Rosa. La posición del exguerrillero Gustavo Petro intenta construir artificialmente un escenario para reclamar algo que no corresponde discutir y ni siquiera deliberar en mesa alguna, el tema ya fue zanjado por los tratados suscritos y en ese sentido, Cancillería peruana no debe caer en su juego. Se trata de una propuesta espuria, carente de sustento jurídico, histórico o político, que vulnera el espíritu de cooperación amazónica y los compromisos internacionales asumidos por Colombia.
4. Proyección futura
El conflicto diplomático por Santa Rosa puede derivar en tres escenarios posibles, que no son excluyentes y podrían evolucionar en paralelo:
Escenario 1 – Resolución diplomática y cooperación (escenario aceptable, sin cede soberanía)
Ambos países acuerdan someter el caso a la COMPERIF, y establecen un régimen especial de uso compartido para la isla, garantizando acceso y aprovechamiento sostenible del río.
Se refuerzan los mecanismos bilaterales de cooperación amazónica, integrando proyectos de seguridad, comercio y protección ambiental.
Escenario 2 – Escalada discursiva y litigio internacional (escenario que no se debe aceptar)
Persisten las declaraciones soberanistas y se presenta una demanda ante la Corte Internacional de Justicia.
Esto generaría una tensión prolongada, con repercusiones en la cooperación comercial y en foros regionales como la CAN (Comunidad Andina de Naciones) o la OTCA (Organización del Tratado de Cooperación Amazónica).
La resolución podría tardar años y depender de interpretaciones jurídicas sobre la aplicación de los tratados.
Escenario 3 – Uso político interno y tensiones focalizadas [escenario armamentista para Perú, mas recursos para la “defensa (¿?)”]
Petro mantiene el tema como bandera política para reforzar su imagen nacionalista en Colombia, mientras en Perú se utiliza como argumento para cohesionar fuerzas políticas frente a un “desafío externo”.
Sin llegar a un conflicto armado, podría generarse un clima hostil en la opinión pública que complique la diplomacia.
5. Riesgos y oportunidades
Riesgos:
Deterioro de las relaciones bilaterales y reducción de la cooperación amazónica.
Posibles impactos en comercio transfronterizo y turismo fluvial.
Mayor presencia militar simbólica en la zona, con riesgo de incidentes.
Oportunidades:
Reforzar el rol de organismos amazónicos para prevenir y gestionar disputas.
Crear un modelo de gobernanza binacional de territorios insulares.
Usar el caso como plataforma para una agenda de integración fronteriza más amplia.
6. Conclusión
La disputa por Santa Rosa no es solo un tema de soberanía, sino un reflejo de cómo se interpretan y aplican los tratados históricos en un contexto amazónico cambiante. El desafío para Perú y Colombia será evitar que la narrativa nacionalista se imponga sobre la diplomacia constructiva. La clave está en convertir un foco de tensión en un ejemplo de cooperación transfronteriza sostenible, sin ceder en la defensa de la integridad territorial ni permitir que argumentos infundados erosionen acuerdos que han dado estabilidad durante casi un siglo.
Finalmente y por mi parte, planteo el siguiente escrito como opinión personalísima:
COMUNICADO CIUDADANO
Sobre la soberanía del distrito de Santa Rosa y el respeto a los tratados internacionales
Como ciudadano peruano, consciente de nuestra historia y del valor de la paz entre las naciones, expreso de manera clara y firme lo siguiente:
Los tratados fronterizos entre Perú y Colombia se respetan. El Tratado Salomón-Lozano (1922) y el Protocolo de Río de Janeiro (1934) establecieron de forma definitiva y vinculante los límites entre ambos países.
No existe diferendo ni controversia alguna respecto a la soberanía del distrito de Santa Rosa, ubicado en territorio peruano, en la región amazónica. Este espacio ha sido y es parte legítima e innegociable de nuestro país.
La reciente posición del presidente colombiano, Gustavo Petro busca construir artificialmente un escenario para reclamar algo que no corresponde discutir ni deliberar en mesa alguna.
Invocar a la Cancillería peruana dar una respuesta contundente y deshecha encuentro alguno en Perú o Colombia que se refiera al tema, dado que es una propuesta espuria, sin sustento jurídico, histórico ni político, que contradice el espíritu de cooperación amazónica y los compromisos internacionales asumidos por Colombia.
Como peruano, defiendo el principio de que los acuerdos se cumplen y que la paz entre naciones se construye sobre la base de la palabra empeñada y el respeto mutuo.
Invito a las autoridades nacionales a ratificar ante la comunidad internacional la posición de que no hay materia pendiente de negociación sobre Santa Rosa, y a reforzar los mecanismos de cooperación fronteriza, siempre en beneficio de nuestros pueblos y de la Amazonía que compartimos.
El Perú es un país de paz, pero también de dignidad. Y la dignidad se defiende.
Firmado por un ciudadano que quiere a su país.