Econ. Francisco Valdemar Chávez Alvarrán
La biotecnología es como un bisturí: afilada y poderosa, capaz de curar o herir según quién la sostenga. En el Perú, país rico en biodiversidad pero pobre en inversión científica, la biotecnología aparece como un recurso estratégico que puede transformar la salud, la agricultura y la industria. Conscientes de ello, Prociencia lanzó en 2025 un concurso para fortalecer la formación en biotecnología mediante el programa CABBIO (Prociencia, 2025).
Biotecnología: el poder de lo invisible
La biotecnología convierte microorganismos invisibles en aliados de gran escala. Una levadura puede fabricar vacunas, una enzima puede limpiar aguas contaminadas, un gen puede mejorar cultivos. Lo que a simple vista parece ciencia ficción, es en realidad un laboratorio de soluciones prácticas. La metáfora es evidente: la biotecnología es como un ejército microscópico dispuesto a trabajar en silencio por el bienestar humano.
En el Perú, esta disciplina cobra especial relevancia en tres campos:
- Salud pública: el país sigue enfrentando enfermedades infecciosas como dengue o tuberculosis. La biotecnología permite desarrollar diagnósticos rápidos y vacunas personalizadas.
- Agricultura: plagas como la roya amarilla afectan cultivos de café; hongos dañan la papa y el maíz. La biotecnología puede generar variedades resistentes y más productivas.
- Industria y medio ambiente: la transformación de residuos en biocombustibles o bioplásticos es un horizonte viable para un país que necesita alternativas sostenibles a la economía extractiva.
CABBIO: una puerta de integración
El Centro Argentino-Brasileño de Biotecnología (CABBIO) es una red de formación avanzada que integra a varios países latinoamericanos. Su objetivo es formar recursos humanos de alto nivel en biotecnología. La incorporación del Perú a este programa es como abrir una compuerta que conecta un río local con un océano de conocimiento internacional.
Hasta ahora, muchos científicos peruanos debían migrar al extranjero para acceder a laboratorios de última generación. El CABBIO ofrece la posibilidad de capacitar a investigadores sin necesidad de desarraigo, articulando redes internacionales desde el propio territorio.
El dilema ético y social
La biotecnología no está libre de riesgos. Sin regulaciones adecuadas, puede convertirse en un campo de desigualdad: ciencia para pocos, lucro para menos. Es necesario garantizar que los avances no se concentren en élites académicas o corporativas. De lo contrario, los beneficios quedarán en manos de unos cuantos, mientras el resto de la población permanece en la penumbra tecnológica.
La metáfora es clara: un bisturí en manos de un cirujano salva vidas; en manos de un mercader, corta para vender.
La urgencia de democratizar la ciencia
El Perú necesita invertir no solo en laboratorios, sino en capital humano. Jóvenes investigadores deben ser becados, universidades regionales deben equiparse, y la biotecnología debe democratizarse para que no sea un lujo limeño, sino un recurso nacional. Cajamarca, Cusco, Loreto o Puno no deberían estar ausentes de esta revolución.
Invertir en biotecnología no es lujo, es supervivencia. En un planeta donde los virus viajan más rápido que los aviones, no tener científicos preparados es como enviar soldados desarmados a la guerra.
Reflexión final
El concurso CABBIO 2025 es más que un programa: es un puente hacia el futuro. El Perú tiene en sus manos la posibilidad de convertir su biodiversidad en una mina de conocimiento, no de extracción depredadora. Si sabe aprovechar esta oportunidad, la biotecnología no será un laboratorio distante, sino un motor de desarrollo sostenible y justo.
Referencia
Prociencia. (2025, abril 22). Prociencia lanza concurso para fortalecer la formación en biotecnología CABBIO 2025. Gobierno del Perú. https://www.gob.pe/institucion/prociencia/noticias