Educación en América Latina: Lecciones Económicas para un Perú Disruptivo

Por: Econ. Francisco Valdemar Chávez Alvarrán

Introducción

La educación en América Latina enfrenta una paradoja persistente: mientras el gasto público como porcentaje del PIB crece o se mantiene, los resultados en aprendizaje y equidad continúan rezagados. El Proyecto Educativo Nacional al 2036 (PEN 2036) en el Perú ofrece una hoja de ruta ambiciosa, pero su éxito dependerá de la capacidad de aprender de los aciertos y fracasos de planes similares en la región. En este artículo sostengo que el carácter disruptivo no está en aumentar el presupuesto sin más, sino en cómo se invierte y en qué palancas estratégicas se movilizan los recursos.

Comparación regional: gasto, resultados y eficiencia

La evidencia comparativa revela que el gasto no garantiza calidad educativa. Países como Brasil destinaron cerca del 5.5 % del PIB a educación en 2021, pero cerraron su Plan Nacional de Educación (2014–2024) con más del 90 % de las metas incumplidas (Campanha Nacional pelo Direito à Educação, 2024). En contraste, Uruguay, con apenas 3.6 % del PIB (2023), ha logrado reducir su tasa de desvinculación escolar a un mínimo histórico de 3.6 % en 2023–2024 (Presidencia de la República Oriental del Uruguay, 2024).

El Perú destina alrededor del 4.2 % del PIB (2023) y se ubica en el puesto 59 de PISA 2022 en matemática, por debajo de Chile (52) y Uruguay (53), pero por encima de México (57) y Colombia/Brasil (63–67) (Arias Ortiz et al., 2023; Destatis, 2025). Estos resultados sugieren que el problema no radica únicamente en el nivel de inversión, sino en la productividad del gasto educativo.

Tres lecciones clave para el Perú

  1. La asistencia importa más que la retórica. Chile muestra que políticas simples pero bien gestionadas, como la recuperación de la asistencia escolar -que alcanzó 86.5 % en 2024-, generan impacto inmediato en el aprendizaje y la convivencia (Ministerio de Educación de Chile, 2025).
  2. La permanencia no es opcional. Uruguay demuestra que la reducción sostenida de la desvinculación escolar es posible con seguimiento y contratos-programa entre el Estado y los centros educativos. No se trata de gastar más, sino de focalizar con evidencia (Presidencia de la República Oriental del Uruguay, 2024).
  3. El gasto inercial no transforma. República Dominicana mantiene el 4 % del PIB garantizado para educación, pero persisten brechas de calidad y asistencia (Consejo Económico y Social RD, 2024). La lección es clara: sin gestión efectiva y tiempo escolar asegurado, el financiamiento se vuelve ineficaz.

Propuestas disruptivas para el Perú y Cajamarca

La disrupción no es un slogan: es la capacidad de reordenar prioridades económicas y políticas. Desde mi perspectiva como maestro y economista, propongo cinco apuestas estratégicas:

  • Tutorías intensivas y focalizadas en 2.º y 3.º ciclo, como en el Plan de Tutorías chileno, con apoyo de universidades y pedagógicos en Cajamarca.
  • Contratos-programa regionales por resultados, financiados con el canon minero, que premien la reducción de inasistencia y abandono escolar.
  • Conectividad satelital comunitaria y aulas híbridas rurales que aseguren tiempo efectivo de aprendizaje en zonas altoandinas.
  • TVET dual territorial (agro, minería, agua) con micro credenciales, vinculando a jóvenes cajamarquinos con empresas locales.
  • Bonos de permanencia docente rural, que reconozcan el valor de quienes sostienen aulas multigrado en condiciones adversas.

Estas propuestas no buscan replicar modelos fallidos, sino romper con la inercia que ha hecho de la educación latinoamericana un espacio de frustraciones recurrentes.

Conclusión

El Perú no puede darse el lujo de repetir el destino de planes como el de Brasil, que fracasaron por falta de gobernanza, ni limitarse a reproducir la apuesta dominicana de gasto sin gestión. El carácter disruptivo del PEN 2036 debe traducirse en acciones concretas, medibles y adaptadas al territorio, priorizando asistencia, permanencia y empleabilidad juvenil.

La educación no se salva con discursos, sino con decisiones valientes y con la convicción de que cada sol invertido debe rendir la mayor rentabilidad social posible. Esa es la ruta hacia una ciudadanía plena, tanto en el Perú como en Cajamarca.

Referencias

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