El presente artículo analiza críticamente el fenómeno de la informalidad como sostén económico en un contexto de crisis política crónica en el Perú. A partir de un enfoque económico-institucional, se argumenta que la informalidad no es un residuo del atraso, sino una forma de regulación paralela que emerge ante la incapacidad del Estado para garantizar estabilidad, confianza y derechos económicos. Inspirado en el enfoque de Luis Felipe Zegarra (2022), se sostiene que la informalidad es el resultado de estructuras institucionales que desincentivan la formalidad y favorecen la resiliencia de los actores económicos al margen del sistema político. Se plantea la necesidad de repensar el modelo de desarrollo peruano desde la economía política de las instituciones y la ciudadanía económica.
1. La normalización de la crisis: estabilidad en la inestabilidad
El Perú vive una paradoja: mientras la política se descompone, la economía se sostiene. La sucesión de gobiernos en menos de una década, la fragmentación partidaria y la pérdida de legitimidad institucional no han derivado en un colapso económico. Esta “normalización del desgobierno” refleja un equilibrio político ineficiente, en el que la sociedad se adapta a la disfuncionalidad del Estado sin modificar las estructuras que la producen.
Luis Felipe Zegarra (2022) advierte que esta capacidad de adaptación no representa fortaleza, sino una forma de resiliencia institucional negativa: la economía peruana se ha desacoplado del sistema político, lo que permite que continúe funcionando mientras la gobernanza se erosiona. El resultado es una doble economía: una formal que depende del Estado y una informal que se emancipa de él.
2. La economía informal como red de supervivencia estructural
Más del 70 % de la población económicamente activa peruana opera en el sector informal. Esta economía paralela no es una anomalía, sino un sistema funcional que provee ingresos, movilidad y protección social de facto a millones de personas excluidas del modelo formal. En términos institucionales, la informalidad representa una forma alternativa de organización económica que sustituye las normas estatales por mecanismos de confianza interpersonal, reciprocidad y flexibilidad.
Zegarra sostiene que las políticas públicas han fracasado porque tratan la informalidad como un problema tributario o laboral, cuando en realidad es un problema de diseño institucional. Las reglas formales del Estado no responden a la lógica del mercado real ni a las condiciones estructurales de la ciudadanía económica. Este desajuste produce un orden híbrido donde lo informal deviene en norma social.
En este sentido, la informalidad es también un mecanismo de resistencia frente a la exclusión. Su persistencia no solo refleja la precariedad estatal, sino también la capacidad creativa de los actores económicos para sobrevivir y reinventarse en ausencia de protección pública.
3. Crisis política y economía moral del abandono
La crisis política crónica alimenta un tipo de racionalidad económica basada en la desconfianza institucional. Los ciudadanos no esperan soluciones del Estado; por el contrario, internalizan la lógica del “sálvese quien pueda” como forma de acción económica. Este comportamiento configura lo que E. P. Thompson (1971) denominó una “economía moral”, donde la justicia, la necesidad y la reciprocidad local sustituyen las reglas formales del mercado.
La informalidad, en este contexto, no es solo un fenómeno económico, sino un lenguaje social de supervivencia. El Estado pierde autoridad mientras la sociedad autogestiona sus recursos. De este modo, la informalidad sostiene la economía, pero al precio de reducir el capital social y fragmentar la cohesión nacional, lo que a su vez refuerza el ciclo de crisis política.
4. La resiliencia económica como síntoma del abandono estatal
La resiliencia del Perú frente a la inestabilidad no debe interpretarse como fortaleza institucional. Es, más bien, evidencia de la ausencia de un Estado desarrollador. El país se sostiene gracias a la descentralización informal de la economía: redes de comerciantes, agricultores, transportistas y profesionales independientes que operan fuera de los marcos normativos, pero dentro de una racionalidad económica eficiente.
Esta economía sin Estado funciona en base a la confianza y al intercambio directo, pero también profundiza las brechas de productividad, equidad y representación. Según el Banco Mundial (2023), la productividad del trabajador informal es cuatro veces menor que la del formal, lo que perpetúa la pobreza laboral. El Estado tolera la informalidad porque depende de ella para mantener la estabilidad social, pero esa tolerancia equivale a una renuncia estructural a gobernar.
5. Reformas necesarias: reconstruir la confianza institucional
La informalidad no puede erradicarse sin una reforma institucional profunda. Zegarra (2022) plantea que el reto no es formalizar a las personas, sino formalizar las oportunidades. Ello exige reducir los costos de transacción, simplificar regulaciones, ampliar la cobertura de protección social y crear incentivos reales para la formalidad. Sin estos cambios, el país seguirá atrapado en la paradoja de crecer sin institucionalizarse.
Al mismo tiempo, se requiere una transformación política que devuelva al ciudadano la sensación de pertenencia y corresponsabilidad. La economía no puede seguir sosteniendo a un Estado ausente; debe ser el Estado quien sostenga la economía mediante un nuevo pacto social inclusivo.
Conclusiones
El Perú ha logrado estabilizar su economía sobre la inestabilidad de su política. Esta paradoja revela la capacidad de la sociedad para adaptarse, pero también su vulnerabilidad frente a un Estado que ha perdido el control del desarrollo. La informalidad ha sido el colchón del sistema, pero también su límite estructural. Mientras el país continúe normalizando la crisis y sobreviviendo a través de la informalidad, no habrá verdadera modernización, sino una forma de equilibrio precario entre el abandono y la resiliencia.
Referencias
Acemoglu, D., & Robinson, J. A. (2012). Why Nations Fail: The Origins of Power, Prosperity, and Poverty. Crown Business.
Banco Mundial. (2023). Perú: Informe de desarrollo económico 2023. Washington D.C.
North, D. (1993). Institutions, Institutional Change and Economic Performance. Cambridge University Press.
Thompson, E. P. (1971). The Moral Economy of the English Crowd in the Eighteenth Century. Past & Present, 50(1), 76–136.
Zegarra, L. F. (2022). Informalidad, productividad y desarrollo institucional en el Perú. Universidad del Pacífico.