Econ. Francisco Valdemar Chávez Alvarrán
El agua constituye el eje estructural del desarrollo humano, productivo y ecosistémico. En territorios hidrosociales complejos como la provincia de Cajamarca, donde convergen usos domésticos, agrícolas, urbanos, mineros y ambientales, la disponibilidad del recurso se encuentra sometida a presiones crecientes. Las brechas de acceso, la degradación de las cabeceras de cuenca, la infraestructura insuficiente y la débil gobernanza territorial han configurado una situación crítica que afecta de manera directa la calidad de vida de la población y la sostenibilidad de las actividades económicas. Este artículo analiza de manera integral la problemática hídrica de Cajamarca, los determinantes estructurales de la crisis y las estrategias necesarias para transitar hacia un modelo de gestión integrada del recurso hídrico (GIRH).
Contexto territorial e hidrológico de la provincia de Cajamarca
Cajamarca se ubica en una zona de alta variabilidad climática, con presencia de microcuencas frágiles, precipitaciones concentradas estacionalmente y suelos vulnerables a la erosión. Si bien la región posee nacientes importantes, la disponibilidad de agua superficial está sujeta a ciclos de estiaje que reducen drásticamente los caudales. El río Mashcón, por ejemplo, muestra disminuciones de hasta un 40 % en su caudal durante los meses secos (ANA, 2023). A ello se suma la presión urbana de la ciudad de Cajamarca, cuyo crecimiento ha superado la capacidad de abastecimiento del sistema de agua potable administrado por SEDACAJ.
Según el INEI (2023), en los centros poblados rurales de la provincia, alrededor del 35 % de viviendas no cuenta con acceso a agua potable por red pública, mientras que el 50 % no dispone de un sistema de saneamiento adecuado. Esto no solo evidencia desigualdad estructural, sino vulnerabilidad sanitaria: enfermedades infecciosas vinculadas al consumo de agua contaminada mantienen incidencias elevadas en zonas rurales, especialmente entre niños y adultos mayores (MINSA, 2024).
Las cabeceras de cuenca que alimentan a los ríos Mashcón y Chonta muestran procesos de deforestación, compactación de suelos y pérdida de bofedales, reduciendo la capacidad natural del territorio para regular el agua. Estudios recientes indican que Cajamarca ha perdido más de 6,000 hectáreas de cobertura vegetal nativa en los últimos treinta años (SERFOR, 2022). Esta degradación reduce la infiltración y acelera el escurrimiento superficial, provocando inundaciones en temporada de lluvia y sequías prolongadas durante el estiaje.
Brechas en infraestructura hídrica y saneamiento
Aunque Cajamarca cuenta con sistemas de captación, conducción y tratamiento, la infraestructura instalada resulta insuficiente para la demanda poblacional actual y futura. La planta de tratamiento El Milagro opera al límite de su capacidad, mientras que los sistemas de alcantarillado presentan fugas recurrentes y conexiones clandestinas. El Banco Mundial (2021) señala que las ciudades intermedias como Cajamarca requieren inversiones sostenidas para cerrar brechas básicas, estimando que un rezago prolongado puede generar costos sociales equivalentes al 2 % del PBI regional.
En zonas rurales de la provincia, las juntas administradoras de servicios de saneamiento (JASS) operan con escasos recursos, capacidades técnicas limitadas y sin mecanismos de reposición de infraestructura. La falta de cloración, mantenimiento y renovación genera sistemas obsoletos que ponen en riesgo la salud de las comunidades (SUNASS, 2023).
La brecha de inversión en agua y saneamiento en la región Cajamarca asciende a más de 2,000 millones de soles, según las proyecciones del MEF (2024). Sin un plan provincial articulado, los proyectos continúan ejecutándose de forma aislada, lo que limita su sostenibilidad.
Conflictos socioambientales y percepción social del riesgo hídrico
La conflictividad en torno al agua constituye un rasgo distintivo del territorio cajamarquino. La coexistencia entre actividades extractivas, agricultura familiar, expansión urbana y conservación ambiental ha generado tensiones profundas. La Defensoría del Pueblo (2024) registra que Cajamarca se mantiene entre las regiones con mayor número de conflictos socioambientales activos, muchos de los cuales están asociados a la percepción de contaminación o afectación de fuentes de agua.
Aunque algunos conflictos derivan de problemas reales de calidad del agua o uso de recursos, otros se alimentan de la desconfianza institucional y la ausencia de información transparente y verificable. Los monitoreos participativos, impulsados por la Autoridad Nacional del Agua, han demostrado ser mecanismos efectivos para reducir tensiones, ya que permiten que la población participe directamente en la toma de muestras, análisis y vigilancia social del recurso.
La percepción de escasez hídrica también influye en la estabilidad social. La población identifica el agua como un bien estratégico, indispensable para su futuro, lo que explica la fuerte resistencia frente a proyectos que podrían comprometer la disponibilidad del recurso. Este escenario exige fortalecer la gobernanza y la comunicación pública, articulando ciencia, tecnología y participación ciudadana.
Cambio climático y vulnerabilidad hídrica
La variabilidad climática intensifica la crisis del agua. Estudios del Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología (SENAMHI, 2023) muestran que Cajamarca enfrenta:
Aumento de la temperatura media anual.
Reducción de precipitaciones en zonas específicas de la provincia.
Incremento de eventos extremos como sequías prolongadas e inundaciones repentinas.
El Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC, 2022) advierte que los Andes tropicales son zonas altamente vulnerables, donde los cambios en precipitación impactan de manera desproporcionada en la disponibilidad de agua para agricultura y consumo humano.
En Cajamarca, la pérdida de bofedales y la reducción de cobertura vegetal reducen significativamente la capacidad del territorio para almacenar agua. En contextos rurales donde la agricultura familiar depende de la lluvia, el riesgo climático se traduce en pérdida de cosechas, inseguridad alimentaria y migración interna.
El cambio climático, además, afecta la calidad del agua al incrementar la concentración de sedimentos y facilitar la proliferación de bacterias en fuentes superficiales, lo que agrava los problemas sanitarios en comunidades sin tratamiento adecuado.
Importancia de la Gestión Integrada del Recurso Hídrico (GIRH)
La GIRH constituye un enfoque reconocido internacionalmente para la planificación y administración sostenible del agua. Este modelo propone gestionar el recurso de manera coordinada entre sectores, actores y niveles de gobierno, equilibrando los usos sociales, económicos y ambientales (GWP, 2020).
En un territorio con múltiples usuarios como Cajamarca, la GIRH permite:
Evitar superposición de proyectos.
Optimizar la asignación hídrica.
Incorporar ciencia y tecnología en la toma de decisiones.
Promover transparencia mediante participación social.
Integrar infraestructura gris (represas, canales) con infraestructura verde (bosques, humedales).
La experiencia internacional señala que los países que aplican la GIRH mejoran la eficiencia del uso del agua entre 20 % y 40 % (UNESCO, 2021). En Cajamarca, este enfoque permitiría articular a municipalidades, EPS, JASS, ANA, sector ambiente, agricultura, rondas campesinas y empresas privadas.
Soluciones basadas en la naturaleza y recuperación de cabeceras de cuenca
Las soluciones basadas en la naturaleza emergen como herramientas clave para aumentar la disponibilidad de agua. La FAO (2022) destaca que restaurar ecosistemas altoandinos puede elevar la infiltración entre 10 % y 30 %, estabilizando el flujo hídrico.
En Cajamarca, estas soluciones incluyen:
1. Siembra y cosecha de agua
Las qochas, zanjas de infiltración, diques de tierra y reservorios comunales permiten retener agua de lluvia y recargar acuíferos. Experiencias en microcuencas de Huamachuco y Ayacucho han demostrado incrementos significativos en disponibilidad durante el estiaje.
2. Restauración de bofedales y pajonales
Los humedales altoandinos funcionan como esponjas naturales. Su degradación reduce drásticamente la capacidad de regulación hídrica. Recuperarlos requiere cercado, exclusión temporal de ganado y revegetación.
3. Reforestación con especies nativas
Especies como aliso, quinual y queñual contribuyen a mejorar la infiltración y evitar erosión. La reforestación con pinos o eucaliptos puede resultar contraproducente si no se gestiona adecuadamente.
4. Amunas y canales ancestrales
Tecnologías prehispánicas ya han demostrado su efectividad en zonas como Huarochirí. Cajamarca posee conocimientos locales que deben integrarse.
Innovación, tecnología y monitoreo del recurso hídrico
El avance tecnológico permite mejorar el monitoreo del agua y anticipar riesgos. En Cajamarca, la implementación de sensores, estaciones meteorológicas automáticas, teledetección y modelamiento hidrológico pueden fortalecer la gestión provincial.
La literatura destaca que los sistemas de monitoreo digital reducen hasta un 25 % las pérdidas por fugas en redes de agua potable (Banco Mundial, 2021). Asimismo, la inteligencia artificial permite modelar escenarios de disponibilidad hídrica ante eventos climáticos extremos.
Cajamarca necesita implementar un Observatorio Hídrico Provincial que integre datos de ANA, EPS, SENAMHI, MINAM y gobiernos locales, con plataformas abiertas para la ciudadanía.
Gobernanza del agua: articulación institucional y participación social
Una de las debilidades estructurales de Cajamarca es la fragmentación institucional. La ausencia de coordinación entre actores genera proyectos inconclusos y conflictos latentes.
La OCDE (2021) señala que los territorios que consolidan sistemas de gobernanza logran reducir costos y aumentar la calidad del gasto público. Recomendaciones clave:
Crear un Consejo Provincial de Recursos Hídricos.
Implementar mesas técnicas de cabeceras de cuenca.
Fortalecer las JASS con recursos, capacitación y regulación.
Incorporar a las rondas campesinas como agentes de vigilancia hídrica.
Establecer presupuestos multianuales para proyectos de agua.
La gobernanza también requiere transparencia. Los estudios de Defensoría del Pueblo (2024) confirman que la información pública accesible reduce la conflictividad.
Perspectivas hacia el 2030: riesgos y oportunidades
Si Cajamarca no invierte de manera estratégica en su seguridad hídrica, enfrentará:
Mayor inseguridad alimentaria rural.
Incremento de conflictos sociales.
Pérdida de productividad agrícola.
Colapso de servicios básicos en zonas urbanas.
Sin embargo, existen oportunidades:
Financiamiento de proyectos ambientales mediante MERESE.
Fondos internacionales para adaptación climática.
Articulación entre EPS, JASS, UNC, GRC y municipalidades.
Integración de innovación y saberes locales.
Promoción de infraestructura verde como política pública.
Conclusiones
La crisis hídrica en Cajamarca no es solo un problema ambiental, sino un desafío multidimensional que involucra salud, economía, gobernanza y cultura. Para superarla, la provincia requiere un nuevo pacto territorial que reconozca el agua como un patrimonio estratégico, gestionado con visión de futuro, evidencia científica y participación social activa. La Gestión Integrada del Recurso Hídrico es la ruta indispensable para garantizar disponibilidad, calidad y sostenibilidad en un territorio bio-socialmente complejo.
Referencias
ANA. (2023). Reporte de recursos hídricos de la vertiente del Pacífico.
Banco Mundial. (2021). Gestión de infraestructura hídrica en ciudades intermedias.
Defensoría del Pueblo. (2024). Reporte de conflictos sociales en el Perú.
FAO. (2022). Soluciones basadas en la naturaleza para la gestión del agua.
GWP. (2020). Marco de gestión integrada del recurso hídrico.
INEI. (2023). Acceso a servicios básicos en el Perú.
IPCC. (2022). Sixth Assessment Report.
MEF. (2024). Brechas de infraestructura en agua y saneamiento.
MINSA. (2024). Situación sanitaria regional.
OCDE. (2021). Gobernanza del agua en territorios subnacionales.
SENAMHI. (2023). Escenarios climáticos para los Andes del norte.
SERFOR. (2022). Reporte de cobertura vegetal del Perú.
SUNASS. (2023). Diagnóstico de JASS en el país.
UNESCO. (2021). Water Development Report.